Por: César Lévano
Preocupado por un posible fallo de la Corte de La Haya que le sea adverso, el gobierno de Chile ha empezado a modificar su conducta. Hasta hace poco prometía acatar el fallo. Ahora sostiene que esa sentencia debe basarse no en soluciones salomónicas sino en los Tratados.
Salvador Piñera, Presidente de Chile, declaró hace dos días: “Los tribunales tienen que fallar en derecho, y tienen que fallar con base en los Tratados vigentes y válidos que comprometen y obligan a los países que los firmaron”.
El quid de la cuestión es que Chile da categoría de Tratados –y de Tratados de límites marítimos– a acuerdos pesqueros de 1952 y 1954. Nada hay en los breves textos de esos convenios que los convierta en tratados.
La nota de vigencia y validez no es un dato jurídico. denuncia más bien el hecho de una ocupación ilegítima, que arrebata mar a gran parte del sur peruano y que Chile busca perpetuar.
Arbitraria es la denominación de Tratados a unos acuerdos pesqueros, marcados de caducidad en la medida en que tomaban en cuenta circunstancias técnicas ya superadas.
La permanencia del abuso obedece a la inepcia, cuando no al entreguismo, de nuestras castas dominantes. Pero eso no quita razón jurídica e histórica a la posición peruana.
La ocupación por la fuerza no es argumento jurídico.
Si eso generara derecho habría que considerar que Hitler llevaba razón al esgrimir el principio del Lebensraum (espacio vital) para justificar invasiones y anexiones.
Ayer, el Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, Rafael Roncagliolo, acertó al expresar que “lo más importante del proceso es que la Corte Internacional de Justicia determine si, como sostiene el Perú, no existe un tratado de límites marítimo, o, como sostiene ese país, los acuerdos pesqueros de 1952 y 1954 pueden ser considerados un Tratado”.
Notorio es que en los últimos días, los políticos Chilenos fijan su posición en torno a los tratados imaginarios. Piñera no está solo en ese punto. Alfredo Moreno, canciller de Chile, manifestó el domingo 25 en El Mercurio: “La solidez de la posición de Chile está en el derecho internacional y los Tratados”.
Para refutar la tesis del canciller Roncagliolo, Jorge Tarud, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de Chile, declaró el lunes a El Mercurio: “El fallo Colombia-Nicaragua no tiene ninguna relación con Chile, porque entre éstos no había tratados limítrofes de mar”.
Lo cual implica que entre el Perú y Chile sí hay tales tratados.
Chile quiere pescar a río revuelto, convirtiendo en tratados acuerdos que no lo son.
Lo peligroso es que se aferren a esa clave fantasmal, porque implica que presionan para que la Corte Internacional de La Haya dé la razón a la sinrazón.(la primera)