Por: Dionicio Mantilla León
“¡Qué gloria para la República, si cada uno de sus hijos se distinguiera por su verdadero amor a la Patria velando escrupulosamente en la guarda de los principios de la justicia! ¡Quiera el árbitro de las naciones que un día mi Patria sea PRÓSPERA, FELIZ Y GRANDE al abrigo de la libertad y la justicia y cuyas luces brillen siempre como las del padre de los incas a la hora en que les aceptaba sus solemnes cultos! Ardientes frases que como los rayos del sol andino, queman el alma, despiertan el espíritu y encienden una hoguera en el corazón de los peruanos que aman la libertad como un don divino que insufla de coraje para luchar por una Patria libre de las ligaduras de la esclavitud. Pensamientos colmados de la savia bendita que nutre a una Patria emergente, libre, promisoria y construida sobre los cimientos de una nueva forma de gobierno: la República.
Allá, en donde se anidan los cóndores, allá en donde las milenarias cordilleras acarician los cielos, la ubérrimas tierras de Huamachuco produjeron su mejor fruto y el sol, por mandato divino, hizo un alto en su incesante devenir para abrigar el lecho donde un 13 de febrero de 1787 exhalara su primer grito de vida un ser extraordinario que de la libertad hizo su mejor ofrenda a la Patria y de la capacidad y honestidad un permanente tributo a la gloria del Dios de Jacob.
Su nombre: JOSE FAUSTINO SANCHEZ CARRION. El Ícaro con alas de cóndor luminoso que a decir de quienes lo admiramos “tenía conciencia plena de su destino de lumbre que se consume más a medida que más arde”. De allí su dedicación intensa, sin tregua, a la forja de la nueva Patria. Como ser predestinado que sabía de la cortedad de su existencia la saboreó minuto a minuto desde su lar natal aprendiendo las primeras lecciones de vida de su familia. En un medio telúrico que formaría la recia personalidad del gran líder que la patria emergente necesitaba: lucidez, elocuencia, temple de acero, tolerancia, humildad y visión de futuro. Fue un hombre íntegro y probo que no vivió para hacer fortuna como muchos de nuestros corruptos políticos actuales sino que la perdió por la causa de la libertad.
¿Cómo no admirar a un joven Sánchez Carrión cuando por la nobleza de sus ideales y la elocuencia de su verbo movilizara tras de si a miles de jóvenes peruanos revolucionarios ávidos de un modelo a seguir? ¿Cómo no admirar a un joven Sánchez Carrión cuando por sus innatas cualidades de sabio maestro, aún siendo alumno en el Convictorio Carolino, recibiera la honrosa responsabilidad de enseñar difíciles e importantes asignaturas? ¿Cómo no admirar a aquel joven revolucionario que hizo temblar las bases del oprobio virreinal enrostrándole al Virrey Abascal su reclamo por la libertad de la Patria sojuzgada? ¿Cómo no sentirse encantado ante el gestor de la democracia peruana que proclamara por todos los medios la vigencia de principios como la libertad, la justicia, el imperio de la ley y la igualdad ante ella; principios que fueron plasmados en sus famosas cartas suscritas como el Solitario de Sayán”, así como en sus vibrantes discursos y en la Primera Constitución Política del Perú?
Ante la ausencia de liderazgo nacional en plena efervescencia revolucionaria, ante la convocatoria al Primer Congreso Constituyente por San Martín, en Setiembre de 1822, es elegido Diputado por Trujillo. Congreso en el cual destacó nítidamente como un magnífico orador y un auténtico líder redactando el “Exordio” de la primera Constitución Política. Visionario como era, el hijo predilecto de Huamachuco, se dio cuenta que la proclamación de la independencia el 28 de julio de 1821 no era suficiente es por eso que ve en Bolívar al caudillo con medios suficientes para acabar con el yugo ibérico.
En esta hora en que América Latina se ve convulsionada por una incontenible ola de protesta contra aquella nueva forma de sojuzgamiento, como es el modelo económico neoliberal, que promueve un crecimiento sin desarrollo y fomenta el latrocinio de nuestros recursos naturales, resulta oportuno hacer memoria de la gesta libertaria de San Martín y Bolívar, pero, también, el descollante rol que cumpliera el egregio prócer liberteño, José Faustino Sánchez Carrión, a quien la historia lo considera como el TERCER LIBERTADOR DEL PERU, por ser el auténtico gestor de las ideas revolucionarias de la República. Así mismo, por ser el promotor de la epopeya libertaria de Junín y Ayacucho cuya victoria no hubiese sido posible sin su decisiva participación en la organización del Ejército Libertador; y, luego, por su sabia administración al frente del incipiente gobierno republicano en los territorios recién liberados del norte del Perú.
Tal como sostienen sus biógrafos “si bien el brazo armado de Bolívar fue el Mariscal Antonio José de Sucre, su brazo civil fue José Faustino Sánchez Carrión”. Considerando el riesgo de una futura agresión conquistadora a los países que recién habían conseguido su independencia, planteó la necesidad de consolidar su integración con fines de defensa y desarrollo, para ello, junto con Bolívar, convocó, el 7 de diciembre de 1824, al Congreso Anfictiónico de Panamá el que se hiciera realidad 6 meses después.
Luego de 38 años de fecunda existencia este “Ícaro de los andes milenarios”, que como un auténtico Quijote luchara contra las ideas esclavistas apagó la llama votiva de su existencia un 2 de junio de 1824 en el pueblo de Lurín (Lima).Y como todo ser superior murió en medio de una desesperante pobreza y abandono, incluso, hasta por su familia y amigos. Sin lugar a dudas que Sánchez Carrión ha dejado una luminosa estela ejemplificadora digna de ser seguida por las presentes generaciones ávidas de liderazgos y modelos de probidad en esta hora en que la Patria se ve agobiada por una ola de políticos corruptos y entreguistas. ¡Nuestro homenaje al Tercer Libertador del Perú en el 224 aniversario de su natalicio!(http://conlafeylaverdad.blogspot.com)
“¡Qué gloria para la República, si cada uno de sus hijos se distinguiera por su verdadero amor a la Patria velando escrupulosamente en la guarda de los principios de la justicia! ¡Quiera el árbitro de las naciones que un día mi Patria sea PRÓSPERA, FELIZ Y GRANDE al abrigo de la libertad y la justicia y cuyas luces brillen siempre como las del padre de los incas a la hora en que les aceptaba sus solemnes cultos! Ardientes frases que como los rayos del sol andino, queman el alma, despiertan el espíritu y encienden una hoguera en el corazón de los peruanos que aman la libertad como un don divino que insufla de coraje para luchar por una Patria libre de las ligaduras de la esclavitud. Pensamientos colmados de la savia bendita que nutre a una Patria emergente, libre, promisoria y construida sobre los cimientos de una nueva forma de gobierno: la República.
Allá, en donde se anidan los cóndores, allá en donde las milenarias cordilleras acarician los cielos, la ubérrimas tierras de Huamachuco produjeron su mejor fruto y el sol, por mandato divino, hizo un alto en su incesante devenir para abrigar el lecho donde un 13 de febrero de 1787 exhalara su primer grito de vida un ser extraordinario que de la libertad hizo su mejor ofrenda a la Patria y de la capacidad y honestidad un permanente tributo a la gloria del Dios de Jacob.
Su nombre: JOSE FAUSTINO SANCHEZ CARRION. El Ícaro con alas de cóndor luminoso que a decir de quienes lo admiramos “tenía conciencia plena de su destino de lumbre que se consume más a medida que más arde”. De allí su dedicación intensa, sin tregua, a la forja de la nueva Patria. Como ser predestinado que sabía de la cortedad de su existencia la saboreó minuto a minuto desde su lar natal aprendiendo las primeras lecciones de vida de su familia. En un medio telúrico que formaría la recia personalidad del gran líder que la patria emergente necesitaba: lucidez, elocuencia, temple de acero, tolerancia, humildad y visión de futuro. Fue un hombre íntegro y probo que no vivió para hacer fortuna como muchos de nuestros corruptos políticos actuales sino que la perdió por la causa de la libertad.
¿Cómo no admirar a un joven Sánchez Carrión cuando por la nobleza de sus ideales y la elocuencia de su verbo movilizara tras de si a miles de jóvenes peruanos revolucionarios ávidos de un modelo a seguir? ¿Cómo no admirar a un joven Sánchez Carrión cuando por sus innatas cualidades de sabio maestro, aún siendo alumno en el Convictorio Carolino, recibiera la honrosa responsabilidad de enseñar difíciles e importantes asignaturas? ¿Cómo no admirar a aquel joven revolucionario que hizo temblar las bases del oprobio virreinal enrostrándole al Virrey Abascal su reclamo por la libertad de la Patria sojuzgada? ¿Cómo no sentirse encantado ante el gestor de la democracia peruana que proclamara por todos los medios la vigencia de principios como la libertad, la justicia, el imperio de la ley y la igualdad ante ella; principios que fueron plasmados en sus famosas cartas suscritas como el Solitario de Sayán”, así como en sus vibrantes discursos y en la Primera Constitución Política del Perú?
Ante la ausencia de liderazgo nacional en plena efervescencia revolucionaria, ante la convocatoria al Primer Congreso Constituyente por San Martín, en Setiembre de 1822, es elegido Diputado por Trujillo. Congreso en el cual destacó nítidamente como un magnífico orador y un auténtico líder redactando el “Exordio” de la primera Constitución Política. Visionario como era, el hijo predilecto de Huamachuco, se dio cuenta que la proclamación de la independencia el 28 de julio de 1821 no era suficiente es por eso que ve en Bolívar al caudillo con medios suficientes para acabar con el yugo ibérico.
En esta hora en que América Latina se ve convulsionada por una incontenible ola de protesta contra aquella nueva forma de sojuzgamiento, como es el modelo económico neoliberal, que promueve un crecimiento sin desarrollo y fomenta el latrocinio de nuestros recursos naturales, resulta oportuno hacer memoria de la gesta libertaria de San Martín y Bolívar, pero, también, el descollante rol que cumpliera el egregio prócer liberteño, José Faustino Sánchez Carrión, a quien la historia lo considera como el TERCER LIBERTADOR DEL PERU, por ser el auténtico gestor de las ideas revolucionarias de la República. Así mismo, por ser el promotor de la epopeya libertaria de Junín y Ayacucho cuya victoria no hubiese sido posible sin su decisiva participación en la organización del Ejército Libertador; y, luego, por su sabia administración al frente del incipiente gobierno republicano en los territorios recién liberados del norte del Perú.
Tal como sostienen sus biógrafos “si bien el brazo armado de Bolívar fue el Mariscal Antonio José de Sucre, su brazo civil fue José Faustino Sánchez Carrión”. Considerando el riesgo de una futura agresión conquistadora a los países que recién habían conseguido su independencia, planteó la necesidad de consolidar su integración con fines de defensa y desarrollo, para ello, junto con Bolívar, convocó, el 7 de diciembre de 1824, al Congreso Anfictiónico de Panamá el que se hiciera realidad 6 meses después.
Luego de 38 años de fecunda existencia este “Ícaro de los andes milenarios”, que como un auténtico Quijote luchara contra las ideas esclavistas apagó la llama votiva de su existencia un 2 de junio de 1824 en el pueblo de Lurín (Lima).Y como todo ser superior murió en medio de una desesperante pobreza y abandono, incluso, hasta por su familia y amigos. Sin lugar a dudas que Sánchez Carrión ha dejado una luminosa estela ejemplificadora digna de ser seguida por las presentes generaciones ávidas de liderazgos y modelos de probidad en esta hora en que la Patria se ve agobiada por una ola de políticos corruptos y entreguistas. ¡Nuestro homenaje al Tercer Libertador del Perú en el 224 aniversario de su natalicio!(http://conlafeylaverdad.blogspot.com)