Por: Dionicio Mantilla León
Era 3 de abril y el
país se encontraba convulsionado por el paro de protesta de transportistas en
diferentes regiones del país por el alza del precio de los combustibles a los
que se sumaron agricultores y ganaderos por el aumento del precio de
fertilizantes, paro que se agudizaría con su ampliación a nivel nacional los
días 4 y 5. En este escenario aparece el congresista Jorge Montoya revelando
que “por información de inteligencia se conoce que el día 5 bajarán los cerros
a saquear la ciudad de Lima”. En estas circunstancias el día lunes 4 el
Presidente Castillo convoca a sesión de Concejo de Ministros y, de manera
sorpresiva, a las 11.40 de la noche de ese día anuncia que su gobierno decreta
la “inamovilidad social obligatoria” (toque de queda) desde las 2 a.m. hasta
las 11.59 p. m. del día martes 5 de abril en las regiones de Lima y Callao.
Un anuncio que provocaría, como era
de suponer, todo un cataclismo y el
rechazo total de limeños y chalacos habida cuenta de los traumáticos
días del largo confinamiento sufrido debido a la pandemia. Y el ambiente de
tranquilidad y silencio que el gobierno esperaba crear produjo un efecto
contrario pues miles de pobladores se lanzaron a las calles y a los gritos de
“Fuera Castillo, fuera”, “Castillo renuncia no sirves para gobernar” se
dirigieron hacia las cercanías del Congreso lugar a donde su Presidenta, María
del Carmen Alva, y miembros del Comité de Portavoces sostenían una sesión con
el Presidente, Pedro Castillo, con el propósito de hallar una solución al
problema de la huelga de transportistas.
Mientras las calles limeñas se
llenaban de manifestantes la Corte Suprema admitía el recurso de Habeas Corpus
presentado por el Defensor del Pueblo Wálter Gutiérrez acusando a Pedro
Castillo de atentar, con esta medida, contra los derechos constitucionales. La
protesta llegó a su clímax cuando miles de protestantes se apoderaron de varias
avenidas, la plaza San Martín y calles aledañas al Congreso de La República
siendo contenidos por cientos de efectivos policiales.
Entre los manifestantes se podía
observar a miembros de los grupos fujimoristas: La Resistencia y Los
Combatientes quienes, mezclados con bandas delincuenciales y vándalos, se
enfrentaron violentamente a la policía provocando desmanes en los locales de la
Corte Superior de Justicia, Ministerio Público, Jurado Nacional de Elecciones,
cajeros del BCP y saquearon algunos establecimientos comerciales.
El cónclave ejecutivo _ legislativo
comenzó a las 3 p.m., el objetivo principal era darle una salida formal a la huelga
de los transportistas y que Pedro Castillo explique las razones para decretar
el toque de queda y pedirle su inmediata derogatoria; empero, Pedro Castillo,
demostrando una vez más su torpeza, restó importancia al problema diciendo “lo
voy a derogar” pidiendo se “voltee la pagina”, pero poniendo énfasis en que se
fije fechas para que sus ministros y las comisiones legislativas se reúnan para
tratar los problemas de saneamiento,
luz, salud, educación de los pueblos del país. Petición que fue rechazada por
la Presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, haciendo hincapié que el
presente no es un “cogobierno” y que cada Poder del Estado debe cumplir sus
obligaciones específicas: “El Congreso a legislar y fiscalizar y el Ejecutivo,
Ud., a hacer las obras que está señalando y los pueblos necesitan”.
El mandatario, ofuscado, se
retiró del lugar y, como si viviera en otro mundo, al salir del local saludó
con los brazos en alto a no se sabe quien, pues no había gente, más bien las
calles ardían en llamas y aproximadamente veinte mil personas pedían su
renuncia. El tema es que su oferta de derogar el toque de queda no se cumplió
y, siendo las 6 p.m., los delincuentes y los grupos violentistas destrozaron
las instalaciones de las entidades tutelares del Estado. Grupos violentitas,
estos últimos, muy conocidos por la PNP y la Fiscalía, pero que,
inexplicablemente, permanecen intocados.
Todos somos conscientes de la
incapacidad de Pedro Castillo para gobernar el país por eso la población viene
pidiendo su renuncia, pero lo ocurrido recientemente con el toque de queda, las
protestas del 5 de abril y otras medidas importantes rebasan la razón y el
sentido común.
¿Porqué se expidió el D.S. del “Toque
de queda” para atender la problemática de la huelga de transportistas sin
ponerlo en consideración del Concejo de Estado que reúne a los representantes
de los 3 poderes del Estado en donde podría haberse hallado una salida
razonable? ¿Más aún, porqué Pedro Castillo no atendió el problema oportunamente
si este fue de su conocimiento en Octubre del año pasado?