Por: Dionicio Mantilla León
La intención
de vacar a Pedro Castillo de la Presidencia de la República, el lunes 28,
falló. El resultado de la votación fue: 55 a favor, 54 en contra y 18
abstenciones. Los llamados “niños”, de
Acción Popular, consecuentes con su compromiso con el mandatario, votaron en
contra, también lo hicieron quienes temen se cumpla aquello de que “Si cae
Castillo, caemos todos” lanzado como advertencia por el Premier, Aníbal Torres,
horas antes.
Una votación realizada luego de los 8
minutos del discurso brindado por Pedro Castillo y los 40 minutos de su abogado
defensor, el mismo que confundió, a propósito, un juicio político al que tiene
derecho el Parlamento con un juicio jurídico, que es atribución únicamente del
Poder Judicial. El Abogado Defensor tuvo muchos vacíos pretendiendo hacer prevalecer el criterio de que la
responsabilidad es exclusivamente de terceros, es decir, los funcionarios y ministros sin tomar en cuenta
al que los designó.
Los que botaron en contra y se
abstuvieron argumentaron que lo hacían por defender la “democracia y la
gobernabilidad” o estabilidad política, argumento que nadie cree; sin embargo,
esto último, se conseguiría si hubiera una garantía de un cambio en la manera
de gobernar, convirtiéndolo en eficiente y eficaz, en un ambiente de transparencia,
diálogo, concertación y paz entre todas las fuerzas vivas de la nación
incluyendo a los dos principales poderes del Estado como: El Congreso y el
Ejecutivo.
Ahora bien preguntamos ¿Será posible este
cambio? ¿Después de la vacancia fallida, qué ocurrirá en el futuro cercano?
A más de 8 meses de mandato hay personas
que aún creen que el citado “cambio” si se producirá, pero, según todas las
encuestas, más del 75% de peruanos no creemos que haya un cambio considerando que Pedro Castillo está atado con
el partido Perú Libre y, consecuentemente, está ligado a su Jefe, Vladimir
Cerrón, junto a esta sujeción está también a su gremio FENATEP y el Partido
Magisterial y Popular del cual sigue siendo su líder canteras de las cuales
saca sus ministros y funcionarios, pero lo más grave es otra ligadura o cadena mucho
más peligrosa y acerada y es… su propia
persona, es decir su peor enemigo y el que lo hace cometer los mas terribles
desatinos es… el mismo Pedro Castillo.
Con el 75 % de peruanos coincidimos que Pedro
Castillo no da la talla para Presidente, no lidera, tampoco gobierna y menos aún
constituye un Estadista, él es un radical que como ha dicho hace unos días su jefe
Vladimir Cerrón por twuit: “ha perdido
la brújula”. Por ejemplo la última de Pedro Castillo es el de haber insultado_
en un mitin en Piura_ a los gremios de transportistas, agricultores
y ganaderos que hoy se encuentran en pie de lucha reclamando atención del
gobierno a sus problemas del alza de precios acusándolos de haberse vendido a
los neoliberales y a la derecha.
Pero, lo más irónico es que en Huancayo cuna
de su partido, Perú Libre y cuyas autoridades regionales y locales son de su
partido la población huelguista viene exclamando por calles y plazas: “¡Así
como lo pusimos, lo sacaremos!” demandando su renuncia.
Así las cosas es necesario hallar en medio
de este torbellino una salida democrática que nos lleve a buen puerto de lo
contrario nuestro país entrará en una vorágine sin freno,
en el caos y la anarquía propicio
para un golpe de estado que ningún peruano queremos.