Pacientes sufren marginación cuando allegados se enteran de que son portadores del mal, por lo que prefieren mantenerse en el anonimato.
Una prueba de Elisa en el Perú cuesta en promedio 35 soles, y el despistaje rápido del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es gratuito en cualquier centro de salud. Pero el impacto psicológico que sufre una persona al saber que el resultado de estos test es positivo, puede costarle la vida sino está preparada para afrontar responsablemente esta enfermedad incurable.
De un total de 236 personas en La Libertad que han sido diagnosticadas con esta enfermedad este año, 14 han decidido abandonar el tratamiento porque no quieren seguir sufriendo discriminación social y laboral.
Así lo señaló el presidente de la Asociación Regional de Personas Positivas de La Libertad (Arppoll), José Otiniano Ruiz, quien detalló que a menudo los pacientes con VIH sufren cuadros depresivos, por culpa del aislamiento al que se abandonan. Por ello, cuando se sienten mejor prefieren negar su enfermedad.
“Yo perdí mi trabajó de barman y me aislé de mis amigos. En esa época existía mucha ignorancia sobre esta enfermedad, había mucha estigmatización; incluso ahora yo no puedo conseguir un trabajo normal”, relató Otiniano.
Para la jefa de Psiquiatría del Hospital Regional Docente, Conchita Asenjo Pérez, la depresión es una enfermedad colateral de este mal; por ello asegura que es importante preparar emocionalmente al paciente para sobrellevar los altibajos. No obstante, en este hospital solo laboran dos especialistas en psiquiatría para atender a los pacientes.
“Lo ideal es que los pacientes vengan con sus familias o sus parejas para recibir un tratamiento. En muchos casos se les suministra antidepresivos”, aseveró.
Según algunas historias que se recolectan en el Arppoll, se han registrado una serie de atropellos contra la dignidad laboral. Por ejemplo, todas las personas tienen derecho a un trabajo digno, nadie puede despedir a una persona por ser portador del VIH; sin embargo, las modalidades bajo Contratación Administrativa de Servicios han facilitado la expulsión de las personas VIH positivas de sus centros de trabajo.
Es el caso de decenas de campesinas esparragueras a las que se les ofreció llegar a un acuerdo si presentaban su renuncia, pues de todas formas no les renovarían su contrato.
Algunos niños liberteños portadores de este mal sufrieron el bullying de sus compañeros e incluso de vecinos cuando se descubrió su secreto. Es el caso de un niño en Ascope quien tuvo que ser cambiado de escuela porque los padres de familia hostigaban al menor para que no socialice con los otros niños.
“Esperamos que el próximo gobierno garantice un puesto de trabajo para personas con VIH”, indicó Otiniano Ruiz.
El Tratamiento Antirretroviral de Gran Actividad (Targa) que se otorga de manera gratuita a los portadores de VIH, en el Hospital Regional Docente de Trujillo, incluye apoyo psicológico.
Una combinación de tres grupos de retrovirales garantizan que una persona pueda seguir su vida sin mayores contratiempos; de lo contrario, este virus afectaría el sistema inmunológico de la víctima haciéndola vulnerable a enfermedades crónicas que llevan a la muerte.
“Es un tratamiento de por vida, ningún paciente puede dejarlo irresponsablemente porque el virus puede reactivarse y avanzar. Con el tratamiento una persona con VIH puede seguir su vida normal”, indicó el presidente de la Arppoll, José Otiniano Ruiz.(la república)