Decenas de niños llevaron sus mascotas al atrio de la catedral para ser bendecidas en honor a San Francisco
Un saltamontes gigante sorprendió a todos.
Pequeños gatitos fueron bendecidos
Una tortuga bien cuidada.
Esta niña llevó a su gatita de varios colores que hizo juego con su vestimenta.
Un tierno conejito traído desde la zona rural.
Canarios alegraron con su canto y movimiento.
Pareja de loritos entretuvieron a los niños.
Texto y fotos: Beto Mendoza.