Por: César Lévano
Una encuesta de GFK para La República, dada a conocer, revela un bajón del Presidente Ollanta Humala y de su esposa, Nadine Heredia. El primero pierde seis puntos en un mes. Su desaprobación sube de 50 a 56 por ciento.
La desaprobación a la señora Nadine asciende de 31 a 38 por ciento.
La consulta se realizó el martes 18 y el miércoles 19. Esa ubicación cronológica permite suponer que buena parte del descontento obedece al episodio de Ranrapata, el pueblito de Junín donde fue victimada, por la espalda, una niña de ocho años, cuyos hermanitos fueron traídos a Lima con el pretexto de que habían sido liberados de las garras terroristas. La señora Nadine apareció con una de esas criaturas en los brazos.
Las autoridades han dado a conocer posteriormente las declaraciones supuestas de una joven precoz apresada, dicen, en el operativo y que era, según esa versión, senderista desde los cuatro años de edad.
Hay otros motivos para la caída en la aprobación del Presidente. Uno notable es el encarecimiento constante, y cada vez más acelerado, de los precios de los artículos de primera necesidad.
La consulta, de nivel nacional urbano, indica que la desaprobación más fuerte se da entre las mujeres, los jóvenes y la población más pobre, la de los niveles D y E.
Entre los varones, la baja en la aprobación es, de mes a mes, de cinco puntos, de 49 a 45 por ciento. En el sector femenino, la pérdida es de siete puntos, de 38 a 31 por ciento.
Los jóvenes también castigan la gestión presidencial. La aprobación entre los muy jóvenes, de 18 a 24 años de edad, cae tres puntos: de 44 a 41 por ciento. Los que tienen de 25 a 39 años disminuyen en siete puntos su aprobación: de 43 a 36 por ciento.
Hasta en el nivel socioeconómico alto bajó la aprobación: de 50 a 44 por ciento. En el sector C, que puede ser adscrito a la clase media, no varía la aprobación. Se mantiene en 42 por ciento. Pero en los segmentos más pobres el resbalón es estrepitoso. En el D, la baja es de nueve puntos: de 44 a 35 por ciento. También en el E se da ese porcentaje: de 41 a 32 por ciento.
Hay, no obstante, un 37 por ciento que aprueba la gestión del primer mandatario. Un 56 por ciento de esa franja minoritaria sustenta su aprobación en el trabajo de programas sociales para los pobres (aunque estos parecen no haberse enterado).
En cuanto a zonas territoriales, el cuesta abajo más notorio se da en Lima, que solía ser el bastión de Humala: la caída en la aprobación es de siete puntos: de 47 a 40 por ciento. En el norte, el fiasco presidencial es grave: baja nueve puntos: de 40 a 31 por ciento. En el Centro y el Sur la caída es moderada, pero en el Oriente es de 45 a 40 por ciento.
Un premio consuelo para el jefe de Estado podría ser esta frase de Emerson: “No me digan que un hombre cayó. Díganme qué hizo después de su caída.”(la primera)