Por: César Lévano
En una apetitosa nota de distinguida historiadora de la gastronomía nacional leemos: “La chicha en caldo. Exquisita sopa con un ligero sabor dulzón. Se prepara en fiestas familiares en la región de Conchudos.”
Sin duda que, a partir de los gobiernos de Fujimori y García el número de los sinvergüenzas ha crecido explosivamente. Por eso sin duda construyen ya una región. El presidente regional debe de ser, presumo, el doctor García, quien hace poco lanzó un mensaje a sus compañeros del APRA en el cual condenaba a quienes aprovechaban del poder para enriquecerse. Él, que ha acuñado la frase inmortal: “La plata viene sola”.
Miembro prominente del gobierno regional ha de ser Alberto Fujimori, quien, con su sueldito de Presidente, educó a sus hijos en universidades caras de Estados Unidos. Cuán sabio fue el taxista arequipeño que opinó: “Fujimori robó, pero robó lo justo”.
Los conchudos peruanos han remozado la frase del poeta latino Publio Terencio: “Soy hombre, y nada humano me es ajeno”. Su variante es: “Nada del tesoro fiscal me es ajeno”.
Privatizaciones a precio de remate, terrenos regalados a constructores peruanos y Chilenos, concesiones sin vergüenza, puertos al servicio de Chile, coimas y comisiones sin medida ni pudor: nada inhumano y antiperuano es ajeno a estos mercaderes. Muchos de nuestros gobernantes, jueces, políticos y jefes militares podrían corregir a Terencio, diciendo: “Soy conchudo, y nada peruano me es ajeno. Agarro lo que puedo. Eso le gusta a la gente: me reelige”.
Eso de que en la región de los conchudos la chicha en caldo se consume en fiestas familiares me parece explicable. Que lo digan sus hijitos, sus esposas, sus amantes. Un jefe de dinastía de esta prolífica población presentó en un tabladillo a su pareja y, en un triste, humillante costado a su esposa. ¡Qué bonita familia!
No solo gobernantes sin duda pueblan la novedosa región. Los industriales de la pesca que casi no pagan impuestos y nunca abonan multas (aparte de transportar unas harinas que no son de pescado), los banqueros que arruinan a los pequeños y medianos empresarios, los periodistas que ofenden el idioma y venden su pluma, que no es de oro, han engrosado esa área, amenazada de superpoblación. Supongo.
El mexicano Juan José Arreola escribió: “Los habitantes de Ficticia somos realistas. Aceptamos en principio que la liebre es un gato.”
Los pobladores de la región de los Conchudos son más realistas aún. Saben que su propiedad es un robo. Conocen que sus paisanos aumentan sin cesar, y también los idiotas que se tragan sus mentiras y sus promesas.(la primera)