Con la bendición del Taita Pancho, el gallardete en su honor se levanta en el cielo huamachuquino que parecía iba a llover .Cientos de negros hicieron el último esfuerzo, unos en las tijeras, otros en la fosa y muchos jalando las sogas, que por el momento parecían romperse, pero la fe pudo más que el peso del madero, que felizmente se levantó.
Foto: Beto Mendoza (http://conlafeylaverdad.blogspot.com/)