Se reconoce la Parada del Gallardete de este año como un evento impresionante que congregó a miles de huamachuquinos y visitantes en la Plaza de Armas, deleitándose con las bandas de músicos, cajeros, en compañía de familiares y amigos.
No se dejó de lado la tradicional comida huamachuquina, las compras de recordatorios en la feria del Pasaje Damián Nicolau, de otras tiendas de souvenirs. Es decir un buen inicio de la fiesta patronal en honor a la Santísima Virgen de la Alta Gracia.
La traída del palo, bien organizada, con la fuerza y devoción de los republicanos y ciudadanos, un incidente ocurrido en el evento, no es fácil controlar todo. La gente estuvo contenta.
Lo que debemos corregir en adelante es no permitir los excesos, vimos a jovencitas subidas en vehículos, en hombros haciendo bailes fuera de control, espuma de cerveza por los aires, fastidiando a quienes quieren bailar alegremente, exceso en consumo de licor, malos olores en la misma plaza y calles aledañas, residuos humanos que contaminan y perjudican a moradores de la parte baja de la ciudad como es San Román, Balta, Leoncio Prado, también Castilla, Grau, Pasaje Damián Nicolau.
Si no se corrige para el próximo año, podría convertirse en un carnaval sin control, desconociendo el verdadero significado de esta actividad festiva como el sacrificio de los hermanos campesinos y ciudadanos de parar el gallardete como inicio de fiesta y lo religioso en honor a la santa patrona.
Los piquetes de ronderos que son parte de la seguridad en esta fiestas deben ubicarse en grupos separando espacios de la gente que baila cuando ya se para el gallardete. Previo a ello, a través de los medios de comunicación, difundir orientaciones a divertirse, pero sin cometer excesos.
No hay pesimismo, pero una tragedia natural como un sismo, enfrentamiento del público, uso de armas de fuego, podría generar una avalancha de personas y no hay rutas específicas de evacuación. Debe capacitarse a los ronderos y serenazgo.
Ojo, si no prevenimos esto, la tradicional Parada del Gallardete dejará de ser un evento tradicional y religioso, convirtiéndose en un carnaval lleno de excesos.
