No podemos confiar más ya en la información que se nos brinda sobre el número de casos de infectados.
Con las cifras que ha dado ayer el Ministerio de Salud (Minsa), de 13 mil 187 fallecidos y 353 mil 590 casos de Covid-19 en el Perú, no podemos confiar más ya en la información que se nos brinda. El nuevo presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, acaba de admitir que existe un subregistro en el número de muertos por la enfermedad e indicó que, al asumir el cargo, encontró “un desfase” en las cifras.
En realidad, Cateriano ha sido sincero en términos éticos, pero no en términos políticos. Este sábado inició la ronda de diálogos que el Gobierno impulsa con los partidos políticos y hoy la continuará. La estrategia apunta a presentarse sin problemas ante el Congreso, en busca del voto de confianza, en menos de 30 días. El quid no serán Acción Popular, Alianza Para el Progreso, el Partido Morado y en menor medida Podemos Perú. Esas agrupaciones son lo suficientemente dóciles para darle luz verde cuando acuda a palacio legislativo.
El problema lo tendrá con agrupaciones más reacias a otorgarle la confianza, como el Frepap, el fujimorismo y otras que empiezan a evaluar posibilidades electorales de cara a abril del 2021. El Covid-19 meterá su cola en el próximo proceso electoral, qué duda cabe, pero más debería hacerlo la situación económica. Que el ministro Víctor Zamora se haya salvado de una eventual interpelación en el Congreso no significa que su reemplazante en el Minsa, Pilar Mazzetti, no tenga que responder frente a esa revelación.
Sabíamos hace mucho tiempo, a poco de que empezara la pandemia y se decretara la emergencia social, que ese subregistro existía. No es posible que frente a una cifra enorme de contagiados, que se sitúa en el orden de los 360 mil casos, solo haya 13 mil y pico de fallecimientos. Por lógica: países que se han acercado a ese número de contagios y que tienen sistemas de salud infinitamente superiores han tenido más muertos que el Perú.
Imposible entonces que hubiera tan pocos decesos en el país. ¿A quiénes pretendían engañar? El anunciado “esfuerzo” que hará el Gobierno para “sincerar” los números no es tal. Bastaba recopilar datos en los distritos, provincias y departamentos y bastaba también escuchar a la gente, algo que no se ha hecho. La sociedad civil debió haber funcionado correctamente acá, pero no ocurrió porque no se la fortaleció. Por el contrario, se la dejó de lado con la conveniente necesidad de ocultar cifras. “Acá no ha habido un ocultamiento, mala fe, dolo, intención de ocultar la realidad de lo acontecido. Pero, ciertamente, existiendo esta preocupación en la ciudadanía, se van a adoptar medidas de un trabajo técnico”, comentó Cateriano.
Difícil creer en esto si el presidente Martín Vizcarra procuró en todo momento dotar a su discurso de un aire de triunfalismo que, ahora vemos, no funcionó en la realidad. En iguales condiciones estuvieron gobernadores regionales y alcaldes, cuya misión era aliviar el sufrimiento, antes que maquillar las cifras y dar mensajes falsamente victoriosos. Se nos indica ahora que vivimos una “situación crítica”, pero nadie nos tiene que alertar nada de lo que ya vivimos.(LA INDUSTRIA)