La Primera Guerra Mundial detuvo su insanía por algunas horas durante las Navidades de 1914, meses después de haberse iniciado las hostilidades. El fútbol fue el pretexto perfecto para que se esto se dé. Te contamos la historia.
Los países beligerantes habían iniciado las hostilidades el 28 de julio de 1914 luego de que el Imperio Austro-Húngaro intentase invadir Serbia. En más, los bloques de las potencias centrales o Triple Alianza (Imperio Otomano, Austro-Húngaro, Alemán, etc) y los Aliados o Triple Entente (Francia, Reino Unido, Italia, Rusia, etc) se enfrascarían en una guerra terrible que dejó más de 9 millones de muertos al final de una de las más cruentas páginas de la historia.
Pero hubo un momento, algunas horas en las que el fútbol le pudo ganar a la insanía de la Gran Guerra en Europa. Se dio en las Navidades de 1914 en las trincheras donde cientos de soldados de distintos bandos esperaban la llegada del 25 de diciembre sin muchos ánimos.
Entonces, se decidió hacer una tregua, un pacto entre los militares que las más altas cúpulas no llegaron a saber para no entorpecer el proceso durante las horas que durase. Hubo un partido de fútbol en esas mismas trincheras, en los campos donde los soldados dejaron de custodiar celosamente sus armas y sus espaldas, que se dio el milagro: el cese al fuego era real y todos pudieron pasar Nochebuena en paz -aunque por algunas horas- y entregados a un balón en medio de la desolación.
Esa fue la Noche de Paz de una de las más grandes masacres del siglo XX que cambió el rumbo de la historia para siempre. Los británicos, los alemanes, y todos los soldados cantaron villancicos y prolongaron la paz hasta incluso el 26 de diciembre. Uno de los episodios más recordados dentro de lo que significó la terrible miseria que trajeron las consecuencias del conflicto bélico.(RPP)