lunes, 18 de agosto de 2014

¡Huamachuco está de fiesta!


Por: Dionicio Mantilla León

¡Sí! Ha llegado el momento de la alegría y el contento, del encuentro con el Señor, la Virgen y el recuerdo. Es 15 de agosto y es hora de vestirse con el mejor ropaje de la felicidad y el regocijo. Dibujar con los pinceles del fresco viento andino la mejor de las sonrisas para expresar nuestra devoción y esperanza. De gritar a los 4 vientos que estamos orgullosos de ser huamachuquinos, de ser hijos de la mama pacha andina, y del nevado Huaylillas y, ser hermanos del liclic y los halcones.

De mecernos, cada día que pasa, en el regazo bendito de esta tierra generosa cuna de grandes hombres y mujeres. De cubrirnos con el azulino manto del cielo de los andes y danzar juntos, poblanos y yanasitos, al son de los “chirocos”. ¡Ay, esos añorados y queridos “chirocos” que se arrancan el alma con su música, que sabe a penas antiguas, a nostalgias, a querencias que dejan huellas de sangre, pero también de sueños y anhelos del mañana.
De mecernos, al suave vaivén de los vientos y el rojiblanco gallardete, con la sabrosura de las contradanzas, canasteros y quillallas, al son de los rayos y los truenos, que aumentan el ardor de nuestra alma y el coraje del halcón de la leyenda. Que nos hace sentir ser dignos hijos de katequil y y la bella Sauxa, dignos hijos de Florencia de Mora y del gran Tribuno José Faustino de la historia.

¡Ha llegado la fiesta de Huamachuco y es hora del encuentro y el reencuentro, con los familiares, amigos y turistas! ¡De mirar atrás los tiempos de grandeza milenaria, pero, también, de contar a todos, nuestros sueños del mañana. Es hora de encontrarnos con el pasado, el presente y el futuro!


¡Ha llegado la fiesta de Huamachuco y con ella, de saborear nuestras redondeadas moras, la rica chicha, las deliciosas papas carhuanacas con rocoto, de estirar las piernas crucificadas de los cuyes bien fritos y deleitarnos con los crujientes chicharrones de cerdo puestos en mate en los ranchos de la feria!

¡Ha llegado la fiesta y con ella el momento de degustar tapándanos la nariz los “chuños de papa o de maíz”, allá, en los restaurantes de los “agachados” del mercado!


¡Ha llegado la hora de bailar un lindo “huaynito con caja” con una china de polleras de colores, que esconda coquetona sus cimbreantes curvas sonrosadas de hermosa hembra andina que afanosa ha venido de Coipín, Pashagón o El Olivo o tal vez de Curgos o Sarín, o tal vez de Chugay o Sanagorán. De admirar la belleza de alegres jovencitas de ajustados pantalones del barrio de Los Chancas, Cruz Blanca, Fátima o 10 de julio, que acuden presurosas a gozar de la fiesta a venerar a su querida virgen de Alta Gracia; pero, también, a danzar junto a la Torre del Campanario con los inkas o a bailar en un ranchito abrigador al son alegre de un chiroco!

¡Ha llegado la fiesta y la verbena con sus “candeladas” que baten palmas a los helados vientos al son de los cuetes y bombardas de colores. Y, mientras discurren por nuestras gargantas secas generosos termolines y “calientes” pa´ el frio traicionero, admirar a los gigantes de 20 cuerpos hechos de pólvora y carrizo que disparan iracundos hacia el cielo iluminado así la negra noche fiestera de agosto, donde el poblano y el yanasito se juntan pa¨ deleitarse con el canto y la música de artistas de adentro y de fuera de nuestro pueblo!


¡Ha llegado la fiesta y es hora de jugar a los gallos pendencieros o deleitarse en las faldas de los cerros mirando a los toros cuando corren bufando a los toreros!

¡Ha llegado la hora de abrazarnos entre hermanos y hermanas del pueblo y del campo. Todos, como una sola familia, una sólida familia construida de esfuerzos y cariños!
¡Ha llegado la hora de dejar atrás la división y discrepancia, los odios y enojos y dar pase al amor, la paz y la unidad entre gobernantes y gobernados, pues todos sufrimos los mismos problemas y todos tenemos las mismas ilusiones!

¡Ha llegado la hora de mirar todos juntos hacia un mismo horizonte, un horizonte de esplendor y de grandeza para Huamachuco, nuestro pueblo! ¡El gran pueblo del Halcón y la Cantuta!

Fotos: Beto Mendoza