Por: Dionicio Mantilla León
Faltan aproximadamente 5 meses y la competencia electoral en nuestra región y nuestra provincia va adquiriendo un escenario definido y, consecuentemente, el ambiente polémico entre los candidatos que postulan por primera vez y aquellos que van por la reelección va ir en aumento conforme pasen los días. Una realidad que, sin embargo, no se viene observando en la mayoría del electorado liberteño el mismo que aún se mantiene indiferente ante la proximidad de esta nueva jornada democrática a llevarse a cabo el 5 de Octubre.
Y es que la razón de la indiferencia de la ciudadanía se basa en la desconfianza que tiene de la clase política envuelta como está en escándalos de corrupción, en censurable incapacidad y en una ostensible falta de responsabilidad en el manejo de los asuntos municipales y regionales; pero, sobre todo, en el incumplimiento de las promesas electorales. Pese a ello algunos electores aún mantienen la esperanza de un cambio y en la concreción de las obras vitales o de envergadura necesarias de su comunidad repitiendo con resignación aquella conocida frase: ”No importa que robe, pero que haga obras”.
O aquella otra: “Ahora los alcaldes o presidentes regionales les cobran a las empresas constructoras el 15% del monto de inversión de una obra si es que desean que les otorguen (solapa nomás) la buena pro de alguna obra”, atrás quedó el famoso 10% o “diezmo”, pues ahora, según las autoridades corruptas, las camionetas 4X4, volquetes, mansiones pitucas y hectáreas de terreno en las ciudades o en el campo han subido de precio, como también han subido los gastos de mantenimiento que cobran los bancos por cada uno de los gruesos depósitos de dinero que hacen dichas autoridades.
Lamentablemente en el Perú esta triste realidad de carencia de honestidad en la función pública es repitititiva de tal forma que hablar de política es hablar de enriquecimiento ilícito, coimas, compadrazgo, nepotismo y otros males. De esta realidad muy pocos se salvan, sin temor a equivocarme, considero que sólo el 5%. La inmensa mayoría (El 95%) han encontrado en el actuar político su forma de vida, por cuanto no tienen otra ocupación visible, enquistándose en las dirigencias de los partidos políticos formando cúpulas inamovibles, caudillismos corrompidos y argollas irrompibles. Esto no significa que no existan buenas autoridades, posiblemente las hay y a ellas la comunidad les agradece y confía porque antes que el dinero prefieren el amor a su pueblo, ¿Pero dónde están?
De otro lado: ¿Es bueno que una autoridad repita, repita, repita y repita un mandato gubernativo? ¿Está bien tentar una reelección, pero hablar de 3, 4 y hasta 5 reelecciones en el mismo cargo? ¿No se asemeja esto al lapso que dura una dictadura? ¿Si muchas veces en un mandato gubernativo se forma una argolla para pagar favores políticos cuánto más será en 4 o 5? ¿Y para qué, para que estén sentados descansando en los pasadizos de las municipalidades o gobierno regional sin hacer nada, porqué sencillamente no saben hacer nada, sólo criticar o chismear? ¿Existen acaso personajes indispensables e iluminados en una comunidad o en la región para no dar pase a otro ciudadano? ¿Si la democracia implica igualdad de oportunidades para todos, porque no dar oportunidad a otro? ¿La repetición excesiva en un cargo regional o provincial no resulta atosigante? Un actuar que toma como mal ejemplo a los máximos líderes de sus partidos políticos, movimientos locales o regionales que pisotean el espíritu democrático por su enquistamiento en las cúpulas partidarias y sus corruptelas.
Todo este negativo comportamiento enloda el saludable quehacer político que es una parte sustantiva de la DEMOCRACIA de allí la falta de credibilidad, desconfianza e indiferencia del electorado. Ejemplos de capacidad, dinamismo, honradez, coraje y liderazgo casi no existen en el país. Cualidades estas que construyen la personalidad de un verdadero ESTADISTA. Empero, uno de los ejemplos de político idóneo, gobernante capaz y honesto, estadista ejemplar y líder por antonomasia lo fue, es y seguirá siendo nuestro gran tribuno huamachuquino, Dr. José Faustino Sánchez Carrión, cuya vida y obra creo que jamás han leído nuestros políticos locales, regionales y nacionales y si lo han leído pues no han asimilado la ejemplaridad de su vida, obra y sabiduría de su mensaje.
¡Cuánta decepción y pesar dejan algunas malas autoridades ediles o regionales cuyo mandato ya fenece! ¿Cuántas obras vitales y de envergadura indispensables para el desarrollo de las comunidades o de la Región no han sido ejecutadas por la falta de capacidad, dedicación y liderazgo? ¿Si de repente ha tropezado con grandes dificultades, porque no ha sido capaz de hacerlo entender al pueblo y ha pedido su apoyo?
Este 5 de octubre los peruanos nos aprestamos a revitalizar nuestra Democracia y es en esta circunstancia que va nuestro respetuoso saludo a aquellos ciudadanos que conscientes de su capacidad, honestidad y amor por su pueblo postulan por vez primera a ser autoridad del mismo porque saben que lo van a hacer bien. Vaya, también, nuestro saludo a los que desean pedir al pueblo, una vez más, la renovación de su confianza postulando a una reelección. Será el pueblo que lo conoce el único responsable de la decisión que tome en esta nueva jornada democrática.