Por: César Lévano
Los Cardenales de una Iglesia Católica en crisis han elegido Papa al argentino Jorge Mario Bergoglio, prelado que no estaba ahora en la condición de papable, puesto que no era del entorno del renunciante Benedicto XVI. El nuevo Papa es, además, un jesuita, miembro de una orden que no gobernó bajo Juan Pablo II y Benedicto XVI.
¿Es acaso un eclesiástico progresista? Difícil es creerlo. Ayer mismo se han difundido versiones polémicas sobre su papel en la época de la sanguinaria dictadura del general Rafael Videla. El periodista Horacio Verbitsky, quien, en compañía del mártir Rodolfo Walsh, luchó contra el régimen fascista, ha renovado su acusación de que el recién elegido quitó protección a dos sacerdotes jesuitas, Francisco Jalics y Orlando Yorio, que fueron encarcelados y torturados.
De ser ciertas esas acusaciones, indicarían que el entonces provincial de los jesuitas argentinos militaba en la polarización que reinaba en la política y la sociedad de América Latina. Washington había conseguido introducir hasta la médula la doctrina de la seguridad nacional que, a raíz de Cuba, predicaba el odio y el miedo al comunismo.
Sin duda, Bergoglio no se encuadraba en la extrema derecha clerical, pero sí en el conservadurismo reinante. En el ámbito de la Iglesia respaldó en todo momento la ortodoxia del Vaticano: contra el matrimonio gay, contra el aborto. Fue en años recientes opositor abierto a Néstor Kirchner, lo cual se convirtió en lucha abierta, hasta el punto de que el gobernante llegó a declarar: “Nuestro Dios es de todos, pero cuidado que el diablo también llega a todos, a los que usamos pantalones y a los que usan sotanas”.
No se puede olvidar que el argentino compitió con el alemán Ratzinger en la anterior elección papal, y declinó a última hora a pesar de que contaba con 40 votos cardenalicios. Eso permitió la elevación de Ratzinger a Papa. En aquella ocasión Bergoglio tuvo el apoyo del Cardenal Carlo Maria Martini, ese sí progresista, quien por su sabiduría y su sentido social, era uno de los prelados más respetados del mundo. Martini no quiso postular al papado, debido a su mala salud.
No debe ocultarse que el nuevo Papa es un luchador a favor de los pobres y los excluidos. En el 2000, cuando era Arzobispo de Buenos Aires, declaró: “El liberalismo económico está dejando un tendal de pobres” y recalcó que era lamentable que este modelo “nos haga olvidar que el trabajo es más importante que el capital”.
El flamante Papa viajaba en el tren Metropolitano, vivía en un apartamento pequeño y cocinaba sus alimentos. Gran diferencia con la curia vaticana. Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del Vaticano y presidente del Banco Vaticano, protector del Opus Dei y vinculado a los planes contra la Universidad Católica del Perú, debe de sentirse incómodo.(la primera)