Por: Dionicio Mantilla León
No conocemos la fecha exacta de la creación del primer mercado huamachuquino, pero si del anterior al actual que estuvo ubicado en el jirón Bolívar. Funcionaba en un local amplio y bien ventilado, pero sin la normativa arquitectónica pertinente aparte de estar ubicado a una cuadra de la plaza de armas lo cual lo tornaba de por si inapropiado por razones obvias. Fue durante la administración edil del Alcalde, Carlos Loyola, que se le reubicó a un espacio cercano al coso en donde se edificó un local de material noble, pero con algunas deficiencias, el que por no contar con una reglamentación especial de administración de los puestos se ha tornado un tanto caótico a lo que se agrega la mala conservación de su infraestructura provocando un serio malestar a los conductores de puestos.
Con el tiempo, dado el crecimiento demográfico de Huamachuco, la falta de planificación urbanística y de una política correcta en lo concerniente a centros de abastos de la comunidad por parte de las autoridades municipales, se ha dado pie al surgimiento de otro gran problema: EL COMERCIO AMBULATORIO el cual se ha instalado y crecido desmesuradamente en los alrededores del mercado con los lógicos inconvenientes de desorden, tugurización, antihigiene y pésima presentación generado por la presencia de cientos de comerciantes ambulantes. Un deprimente cuadro paisajístico no acorde con una ciudad como la nuestra que posee tantos méritos, deprimente cuadro que se incrementa los domingos con la presencia de agricultores procedentes de los caseríos aledaños. Dos mayúsculos problemas que han sido desatendidos por considerarlo que no son de primera prioridad.
Pero, justo, en medio de este torbellino mortificante y desidioso, en lugar de plantear propuestas sensatas de solución han aparecido dentro del mercado personas que pretenden “pescar a río revuelto” planteando una solución completamente equivocada como es la PRIVATIZACIÓN DEL MERCADO. Y es incorrecta porque es planteada de manera unilateral sin tomar en cuenta el parecer de las autoridades municipales a quienes el pueblo ha encargado la administración, cuidado y destino de los bienes comunales. Es decir, sin tomar en cuenta a los verdaderos propietarios pretendiendo así cometer una apropiación ilícita lo cual es un delito merecedor de drástica sanción. La osadía es tal que, según el Gerente de Servicios Sociales de la Municipalidad Provincial huamachquina, Jorge Vargas, el Presidente actual de la Asociación de Comerciantes de dicho Centro de Abastos vendría cobrando de manera obligatoria 25 soles mensuales a cada conductor de puesto con el propósito de sufragar los gastos conducentes a lograr la mentada privatización. Tema ilegal que debe ser materia de investigación por las autoridades municipales y la Fiscalia tomando las medidas correctivas del caso y, de paso, evitar posibles estafas.
Ahora bien, según el Gerente Municipal, Dr. Róbert Contreras Morales, en la actualidad la Municipalidad está trabajando un anteproyecto para un nuevo local para el centro de abastos estando en el nivel de estudios de pre inversión. Un futuro local que abarcará la plataforma aledaña en donde hoy se expende productos agrícolas. El nuevo mercado huamachuquino tendría varios pisos y sería construído de acuerdo a las normas técnicas respectivas.
En este sentido, ¿Si existe la intención del municipio de atender el tema, que las últimas gestiones ediles no se atrevieron a atender, porqué surge entonces esto de la privatización? Fácil. Detrás de esto se escondería el interés mezquino de personajes políticos que tan igual como sucede con las trabas que se ponen a la ejecución del Palacio Municipal, agua potable, Camal Municipal y Terminal Terrestre quieren seguir oponiéndose al progreso comunal evitando que se hagan obras de envergadura para así tener motivos de crítica para las próxima campaña electoral. Políticos huamachuquinos que teniendo poder económico, quieren ahora tener poder político para entronizarse 30 o 40 años en la Municipalidad. La misma estrategia empleada por los opositores políticos que tiene el Ing. César Acuña, Alcalde de Trujillo, quien está transformando la ciudad con obras de envergadura.
Quien les habla no tiene compromiso político con nadie y sólo le guia el afán de apoyar todo aquello que es bueno para Huamachuco y en esta ocasión siento el deber de sentar posición frente a un tema tan delicado como este. Es necesario que los conductores de puestos del mercado comprendan que quien es el auténtico dueño y encargado de ver el futuro de dicho mercado no es un dirigente X, es la Municipalidad y si existe el proyecto de construir un nuevo mercado de varios pisos donde serán albergados con comodidad, orden y seguridad lo sensato es pedir información y colaborar con la autoridad para mejorar su centro de trabajo y no dar cabida a ideas equivocadas y, además, ilegales. Por lo demás, la privatización de un mercado entraña riesgos como la formación de argollas en el entorno de las dirigencias, acaparamiento de puestos para familiares y amigos de los dirigentes, elevación de tarifas, la continuación de la tugurización y el desorden, la falta de control, entre otros males.
Esperamos que el buen tino de los comerciantes del mercado se imponga y más bien se propicie un diálogo inteligente con la autoridad municipal a fin de arribar a acuerdos que signifiquen el beneficio común y, por ende, de la comunidad huamachuquina.