sábado, 26 de mayo de 2012

TRUJILLO NECESITA UN ALCALDE A TIEMPO COMPLETO

43,4% fue el resultado que logró en las elecciones del 2010, sobre 40,6% que alcanzo el APRA

César Acuña al ser electo alcalde de Trujillo declaró que hizo llorar a los apristas. En su primera elección logró el 56,4% de los votos, los trujillanos votaron en busca de un nuevo aire, cansados de los apristas.

En el 2006, César Acuña destronó al APRA en elecciones municipales, generando la expectativa de un gran cambio en Trujilo, que a 5 años y medio de gestión no se plasma.

En el año 2006, César Acuña Peralta, natural de un caserío de Chota (Cajamarca) fue elegido alcalde de Trujillo. Las expectativas cifradas en su persona por un cambio de timón tras décadas de gobierno municipal aprista, avizoraban un reto para esta ciudad que quedó en el atraso como urbe.

Las personas hacen de la política un color, César Acuña, fundador de Alianza para el Progreso, no fue ajeno con su azul, blanco y rojo en todo Trujillo. Si a Alberto Fujimori le criticaban el uso de colores naranjas, le siguió los mismos pasos Alejandro Toledo pero con color verde y amarillo. El exalcalde de Lima, Luis Castañeda, utilizó el color amarillo para identificar sus obras e igual Susana Villarán.

Ser alcalde es tener la vocación de servicio por su ciudad y está mal entendido que porque gobierna unos 4 años se convierte en dueño de la ciudad y puede maquillarlo con los colores de su partido político.

César Acuña Peralta es una persona que se hizo en Trujillo y aprovechó la oportunidad de surgir en base a consorcios educativos. Un empresario, un gerente, un líder que supo ubicarse en ese contexto que le llevó a pensar en incursionar primero en el deporte (equipo de fútbol) y luego en la política con un sueño mayor de ser algún día Presidente del Perú.

He votado dos veces por él, en el 2006 como la mayoría de trujillanos, cansados y hastiados del fracaso del APRA. En su primer periodo hubo un cambio positivo, pero previo a su reelección, en el 2010, ya declaraba su deseo de ser candidato presidencial.

En ese lapso, que se conoce ahora, se habría producido el desvío de dinero de las subvenciones con fines políticos según consta en reiteradas denuncias periodísticas y que fueron acogidas por el Ministerio Público.

“El Gran Cambio” es la frase que utiliza César Acuña para promocionar su gestión. En cinco años y medio de gobierno municipal, sus obras físicas son pocas, algunas destacables y de impacto visual como la recuperación de áreas verdes y su mantenimiento, la implementación del servicio de seguridad ciudadana, con el cobro de arbitrio, la apertura de un paseo peatonal en el jirón Pizarro en el Centro Histórico de Trujillo, un parque recreativo en la urbanización La Rinconada.

Sin embargo, son obras que están dentro de la zona urbana, que quedan chicas para la provincia de Trujillo y sus 11 distritos. Las promesas de un terminal terrestre digno de una ciudad progresista queda en palabras, de tener la posibilidad de concesionar una obra de esa magnitud, ofreció a cambio la venta de ejidos municipales para financiar el referido terminal que demanda más de 100 millones de soles.

El error de todo político cuando es electo es olvidar todo lo que prometió, ofreció y hasta regaló por un voto. Voté convencido de un cambio y ese cambio no se plasma, lo que criticó del adversario lo hace ahora. Si el APRA cometió errores, lo criticó, y ahora comete los mismos errores.

El valor agregado, del peculiar burgomaestre trujillano, es considerarse presidenciable, obviamente tiene el derecho de postular pero no utilizando el cargo que la ciudadanía le ha brindado por dos veces para que sea el líder que la urbe necesita.

La autoridad edil debería asumir el liderazgo en la recuperación de las playas, lograr la ansiada transformación del mercado Zonal Palermo, ordenar el caos vehicular, conectar y coordinar obras con los alcaldes distritales para constituir una real metrópoli, aspectos que no se observan en el día a día.

Nuestro alcalde César Acuña necesita tener la camiseta de la ciudad bien puesta, porque en realidad administrar Trujillo, ciudad con 477 años de una gloriosa y rica historia, le ha quedado grande.

Por: Davinton Castillo (RPP)