miércoles, 23 de abril de 2025

La huella de Francisco

"Jorge Bergoglio buscó, en efecto, desde esos primeros días, reformar la Iglesia y cambiar la postura en algunos temas que antes eran vedados para el Vaticano".

Jorge Bergoglio buscó, en efecto, desde esos primeros días, reformar la Iglesia y cambiar la postura en algunos temas que antes eran vedados para el Vaticano. Foto: EFE

El papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, pese a haber declarado alguna vez que su periodo sería breve, se fue como uno de los tres pontífices más longevos en ejercer la máxima representación de la Iglesia católica en el mundo (12 años), que alcanzó tras la súbita renuncia de Benedicto XVI, Joseph Ratzinger.

Hijo de inmigrantes italianos, el primer papa jesuita y latinoamericano llevó a la Iglesia a un rol comprometido con los más vulnerables. Así, desde que asumió el cargo mostró su rechazo a los oropeles y a las ceremonias fastuosas a que acostumbraban en la curia romana, lo cual fue tomado como un gesto simbólico que decía mucho sobre el rumbo que él pensaba darle al catolicismo.

Jorge Bergoglio buscó, en efecto, desde esos primeros días, reformar la Iglesia y cambiar la postura en algunos temas que antes eran vedados para el Vaticano. Tomó decisiones valientes para abrir las puertas de la Iglesia al mundo y a reconducir su labor de misionera para integrar a todos los que desearan acercarse a Dios.

En ese sentido, deja profunda huella su apertura –no sin cautela– hacia comunidades tradicionalmente marginadas por la sociedad, como la LGTBQ+, a quienes tendió puentes para no dejarlos fuera del ámbito católico, marcando lo que para muchos fue percibido como una nueva era entre su feligresía.

Recordemos también que fue la suya una época turbulenta en que denuncias largamente silenciadas sobre abusos sexuales en la Iglesia comenzaron a multiplicarse. Y a Francisco no le tembló la mano para disponer sanciones severas contra clérigos involucrados en estos hechos, incluyendo a las asociaciones cristianas que los toleraban o encubrían, como ocurrió recientemente con el Sodalicio de Vida Cristiana, al ordenar su disolución.

Durante su mandato tuvo que lidiar también con cruentos conflictos armados, el crecimiento del llamado cristianismo protestante, una devastadora pandemia planetaria, la irrupción de las redes sociales, el movimiento Me Too, la proliferación de noticias falsas, el avance de la Inteligencia Artificial (IA) y, últimamente, con la emergencia de una ultraderecha nacionalista contraria al libre mercado y extremadamente hostil con los migrantes.

Fue el de Francisco un papado, humilde, abierto al diálogo, pero muy activo en su defensa de los valores esenciales del catolicismo. Y esa afabilidad y firmeza es lo que se asociará a su figura cada vez que sea recordado.(PERÚ 21)