Por: Dionicio Mantilla León
Las evaluaciones, la meritocracia
y un excelente desempeño en una ocupación son conceptos íntimamente ligados en el campo laboral y es
la clave del éxito de los países desarrollados, pero es la causa del atraso en
que se encuentran sumidos los países subdesarrollados como el nuestro donde se
valora más el amiguismo y la mediocridad. Esto viene a colación con lo que viene
ocurriendo en el sector Educación y, específicamente, en la última evaluación
docente organizada por el Ministerio de Educación a cargo del inefable Carlos
Gallardo. Un evento en el que participaron más de 250, 000 profesores y en
cuya aplicación se habrían filtrado las respuestas.
Una evaluación irregular que ha motivado el
rechazo de la dirigencia del SUTEP, de los padres de familia y varios congresistas quienes están pidiendo la
anulación de la evaluación así como la renuncia del referido Ministro quien por
lo demás venia siendo cuestionado por su militancia en el FENATEP gremio de
profesores vinculado al MOVADEF, así como por haber nombrado como Vice
Ministros a varios dirigentes de dicho gremio y, hecho declaraciones extrañas
como que va a “generar en las escuelas un movimiento ideológico a nivel
nacional”. ¿Qué significa esto? Expresiones que merecen ser aclaradas.
Pero al margen de cuan verídico sea lo
acontecido, lo cual debe ser investigado de manera exhaustiva, traemos al
recuerdo algunos antecedentes que pueden servir de pista para esclarecer este
bochornoso hecho. Como recordamos durante la huelga del 2017 liderada por Pedro
Castillo se enarbolaba ya como principal reivindicación gremial la eliminación
de las evaluaciones y la incorporación automática de profesores desaprobados
hasta 10 veces a la Carrera Pública Magisterial pedido que provocara el rechazo
del MINEDU y la sociedad. Luego, durante la campaña electoral presidencial
nuevamente se hizo hincapié en lo mismo.
Ya durante la Presidencia de Pedro Castillo se
hizo hincapié en la situación anómala de 90,000 profesores contratados que
habiendo sido desaprobados pedían ser incorporados a la Carrera Publica
Magisterial instancia laboral que, irónicamente, el gremio del FENATEP pedía su
eliminación. Algo al que por supuesto el ex Ministro de Educación Juan Cadillo,
considerado como uno de los 50 mejores maestros del mundo, se opuso por constituir
un serio atentado contra la meritocracia, posición que le costara su grosero despido
del cargo por parte de Pedro Castillo y peor aún lo hizo sólo mediante whatsapp
y sin dar las gracias.
Dicho maestro fue reemplazado por Carlos
Gallardo quien desde un inicio declaraba su apoyo a los 90,000 docentes
desaprobados y su posible incorporación automática a la carrera magisterial;
empero, ante la repulsa ciudadana se abstuvo de seguir declarando, el que si lo
hizo, pero veladamente, fue el Presidente Pedro Castillo en Huamanga, durante
su discurso por sus 100 días de gobierno. Algo más, meses atrás, cuando se le
cuestionaba por la designación como Ministros de personas sin mayores
requisitos de idoneidad, lanzó un absurdo afirmando que “En las designaciones él
no tomaba en cuenta el pasado de sus Ministros sino su presente y su desempeño futuro” constituyendo esto un serio
atentado contra la meritocracia. Los resultados de este pensamiento lo vemos hoy: 10 ministros con
hoja de vida negativa y de pésimo desempeño ahora han sido expectorados y 2 están
en capilla. Todo un ´récord histórico.
Estos antecedentes nos sirven para despejar
la inquietud de hacia donde habría apuntado la irregularidad de las
evaluaciones docentes. Evaluaciones que deben ser anuladas, pero elaborando
pruebas no engorrosas, anulando las calificaciones eliminativas haciéndolas sumativas
priorizando el desempeño pedagógico. Así mismo la elaboración de las pruebas
debe estar a cargo de instituciones idóneas rodeándolas de estrictas medidas de
seguridad. Además, Carlos Gallardo debe renunciar como Ministro y designarse a
alguien que se aboque a atender la problemática educativa y no los intereses de
un sindicato. ¿Lo hará Pedro Castillo?
POR UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD
Si
queremos una educación de calidad no debemos olvidar que el eje principal del
sistema educativo es el alumno y junto a él deben girar elementos coadyuvantes
a su formación e instrucción como: Un Maestro idóneo como facilitador de la
senda a recorrer, un escenario escolar adecuado, la participación de los padres de familia y el
aporte, con programas positivos, de los medios de comunicación..