No es ninguna arbitrariedad de nuestra parte afirmar que hay hartazgo y decepción en la ciudadanía de La Libertad y de Trujillo luego de ver la actuación de los congresistas que supuestamente los representan. Sobre todo a aquellos que han participado como protagonistas de los últimos acontecimientos políticos de los últimos días, los mismos que tienen a la cúpula de Fuerza Popular involucrada en desmanejos, delitos e inconductas vergonzosas.
Si se invoca siempre la frase de que los congresistas no responden a mandato imperativo, esta es una declaración equivalente a papel mojado. Pura palabrería que solo causa indiferencia y hasta risueño escepticismo.
Ni siquiera en los últimos días sino hace semanas, meses y hasta años, nos hemos acostumbrado a que los mal llamados ‘padres de la patria’ dejan de lado todas las promesas que hicieron en campaña y se colocan al servicio de intereses turbios y ajenos que ninguno de nosotros les encargó defender.
Sucedió con todos los congresistas de La Libertad que, de alguna u otra manera, han protagonizado enfrentamientos y han destacado por sus declaraciones en favor de causas espurias que no obedecen a los intereses de La Libertad. ¿Qué han hecho por la región, aparte de venirla a visitar de vez en cuando, cuando hay semana de representación, y no les queda otra opción que hacerlo?
Nada de nada. Su producción legislativa, aun la que no responde a La Libertad, es bajísima y pobre. Más han destacado por involucrarse en enfrentamientos estériles que a nada bueno conducen y que no tienen redundancia alguna, ni positiva, ni siquiera negativa, para la ciudadanía a la que dicen representar. Mejor hubiera sido que se quitaran la careta desde un inicio y se sinceraran con la gente que confió en ellos y les dio su voto.
Esto sucede porque el Congreso tiene un esquema de funcionamiento antiguo y desfasado. Apenas integran alguna comisión, los legisladores se dedican a negociar sus votos y a darse mutuo apoyo no para sacar adelante proyectos valiosos, sino para conseguir cubrirse las espaldas, para intercambiar favores, y también para hacer de peones bien pagados.(la industria)