Por: Dionicio Mantilla León
América Latina viene siendo conmovida por la mega corrupción protagonizada por la empresa brasileña ODEBRECHT. Un cataclismo político con profundas repercusiones en casi todos los países latinoamericanos no por deficiencias en la ejecución de obras de envergadura, que es su especialidad, sino por acciones de coimas millonarias realizadas con el propósito de ganar las licitaciones convocadas por diversos gobiernos.
Un tsunami de corrupción que ha llegado a nuestro país y viene arrasando figuras visibles de los últimos gobiernos que hemos tenido involucrando a los ex gobernantes: Alberto Fujimori, Alan García, Alejandro Toledo y Ollanta Humala. Un fenómeno político que recién comienza y que lesiona seriamente la honestidad, la endeble democracia y creciente economía de nuestro país.
Empero, el tema de la corrupción no es nuevo. ¿Quién no conoce que en el 99. % de las municipalidades de las provincias y distritos de nuestro país la corrupción es, desde hace décadas, pan de cada día? Una micro corrupción comparada con la mega corrupción de ODEBRECHT, pero que erosiona los dineros del Estado y, esto, a vista y paciencia del pueblo que sabiendo de los “diezmos”, es decir, la décima parte del valor de una obra, que entregan quienes ganan licitaciones amañadas, lo toma ya como algo “normal” y, por ende, no reclama.
A esto se añaden las corruptelas de otro tipo en las que se han visto envueltos personajes políticos acusados de latrocinios como Fujimori y su nefasto asesor, Montesinos, razón por la cual ambos vienen purgando condena desde hace muchos años. Corruptelas en las que también han incurrido los tres últimos gobernantes.
Descubierta la mega corrupción en el Perú los directivos de ODEBRECHT han aceptado haber coimeado a funcionarios peruanos por un monto de 29 millones de dólares y anuncian estar dispuestos a informar a las autoridades del Ministerio Público y el Poder Judicial, acogiéndose a la “colaboración eficaz”, a quienes han coimeado.
Ante a esto argumentando “no estar dispuesto a hacer tratos con corruptos” ha rescindido los contratos suscritos con ODEBRECHT lo cual trae consigo la paralización de las obras de envergadura como el Gaseoducto del Sur, los proyectos de irrigación Alto Piura, Olmos y Chavimochic, entre otros. En el caso de este último implicará la suspensión de las actividades de construcción de la represa Palo Redondo que está en un nivel del 70% de ejecución.
Empero, lo risible de esto es que, ODEBRECHT no ha puesto un sol en los trabajos de Chavimochic pues el gobierno, según el contrato, le proporcionó 303 millones de dólares para la ejecución de los trabajos con la condición de que dicha concesionaria ponga 315 millones de dólares más; empero, ahora, descaradamente, ODEBRECHT, exige el pago de una supuesta deuda de 4 millones de dólares que le tendría el Estado peruano. ¡Qué tal raza!
Según el directivo en el Perú de ODEBRECHT la coima por la obra del Metro de Lima en la Línea 1 y 2 habría sido de 8 millones de dólares. Iniciadas las investigaciones han sido detenidos varios funcionarios del gobierno de Alan García habiendo fugado varios más. En conjunto habrían recibido 3 millones desconociéndose el paradero de los otros 5 millones. El primero de los detenidos, Edwin Luyo, ha declarado: “La pita se rompe por el lado más débil. Voy a decir toda la verdad”, entendiéndose con esto que por encima de él existen “peces gordos”, que se habrían llevado 5 millones que faltan.
Según se conoce Odebrecht en el Perú habría realizado las siguientes obras durante los últimos gobiernos: 30, con Fujimori; 13, con García; 9, con Toledo y 10, con Humala. Asimismo, dice, que Joseph Maisman, amigo de Toledo, habría recibido varios millones de dólares supuestamente direccionados a ECOTEVA, y , por intermedio del ex presidente Lula, Humala habría recibido 3 millones de dólares.
El tema aún no ha terminado y se esperan muchas novedades más esperándose que el poder Judicial esté a la altura de las circunstancias y proceda a investigar y detener no sólo a los “peces chicos”, sino a los “peces gordos”, incluso, ex Presidentes de la República.
Finalmente, creo que el tema no es sólo rescindir el contrato con ODEBRECHT sino volver a relicitar rápidamente las obras a fin de evitar un mayor daño a nuestra economía cuyo crecimiento ya no será de 4.8% como se esperaba sino menos del 3.8%. La mega corrupción de ODEBREHCT pone sobre el tapete la necesidad de frenar la corrupción en todos los niveles comenzando con los “diezmos”, que ahora ya son “quinciesmos”, protagonizados por alcaldes y gobernadores regionales corruptos. Se espera que el mismo rigor empleado en el caso de la mega corrupción de ODEBRECHT se emplee con todas las autoridades.