martes, 5 de agosto de 2014

Señor de la Misericordia… Tu Mano Sobre la Mía.


Reportaje y Fotos: Flor Elvira Vazallo Peña.

“Tu mano sobre la mía”… va en clamor, como percepción viva de fuerza moral para proseguir, cuando la vida pende de un hilo y cuando los sentimientos son voz de espíritu… entonces la mente y el alma son soplo de esa alegría y del dolor que se percibe.
Habría que estar en sintonía espiritual con la naturaleza para comprender sus colores, formas, expresiones a través de sus movimientos o esteticidad, así se evidenciaba el camino mientras en mis pensamientos circundaban líneas entrelazadas en el tiempo no imposibles.

EN EL TIEMPO

Han pasado lapsus de no recorrer este sendero, sin embargo el llamado precisa que el camino está y que es posible recomenzar y reencontrarse con uno mismo, aun cuando resulta intrínseco y/o tenue.

Esas razones me llevan en la ocasión a traspasar kilómetros, divisar montañas, mirar el cielo y escuchar las aves, para dar gracias a Dios, por su bondadosa acción con sus fieles devotos en la misericordia de EL AMITO.

Recorrer el camino al Santuario de Marcabalito, es promesa espiritual en busca del Señor De La Misericordia, “Amito”… el camino es largo, pero lleva el sentimiento de encuentro y paz que se necesita con amor.

Puedo expresar en esta experiencia que el encuentro es con humildad y en ese objetivo se descubre, traspasando horas divisando parajes, respirando el aire fresco del lugar y entre altos o bajos enfrentar la esperanza.

El trayecto nos muestra tradiciones, costumbres, pobreza material, pero también nos muestra la calidez de la gente del campo pese a sus rostros sufridos, casitas humildes con el calor del fogón, del cuyero, de los animalitos caseros y sobre todo el campo como instrumento para nuestros campesinos que son el valor y la fuerza del día.

TRAYECTO

En el otro contraste, asumo el llegar al Santuario de Fe, como un respiro, como pasar de un estado a otro para postrarse ante el altar, donde la mano de Dios está junto a nosotros, a los seres queridos, al sufrimiento y sentimiento humano.

Caminar sola es diferente… está el paisaje para sí, detenerse sin apremio en el lugar preferido, así me encuentro en el camino observando el bello paraje, contextuando la arqueología que rodea a Viracochapampa, observando la impresionante Meseta de Marcahuamachuco, perfilando la grandiosa cultura de los “Wamachukos”, entreviendo el costumbrista pueblo de Puente Piedra, luego Casumaca, con sus casitas andinas, entre otras bondades naturales del trayecto.

Me encuentro con peñas de colores o mixtura de arcilla, para luego empezar a descender Quebrada Honda y entre la flora y fauna se evidencia el escondido “Camino Inca” con su sorprendente forma, vegetación, piedras y energía vital de los ancestros… acá me detengo como homenaje a la Pachamama e inspiración de la impresionante cultura que nos rodea.
Por el camino ya en el puente, un campesino con su mulita preñada y cargada con un pesado fardo de leña, me hiere tanto como los pasos que da el débil animalito para avanzar – pero es el ser humano con su osadía- mi impresión acompañó las casi doce curvas de Quebrada Honda, de pesadez con destino a Huamachuco, queriendo apoyar sostener su fuerza desde el otro extremo.

ESTANCIA

Luego de tramos y subidas avisto Chorobamba, los árboles de eucalipto son fascinantes, su aroma, el viento que los mece, la transparencia de la luz del sol entre sus ramas, para luego de varios kilómetros llegar a la Casa Blanca, es una agradable estancia, donde Doña, Margarita Lozano de Armas, se encuentra con sus recuerdos y vivencias que cierran el espacio rural, como pocos en el campo.

Pasar la noche en Casa Blanca, abrigarse junto a la cocina de leña, tomar el cafecito y sobre todo tener la compañía de la dueña es dulce atardecer del día, luego la noche con el sonido de campo y aves , es armonía y paz en la obscuridad.

El amanecer, aflora con sus fuertes rayos de sol y apura pasar al Santuario - hasta el lugar es como otra hora de camino- se siente en el corazón que vamos llegando y no hay otra razón en los sentidos.

EL SANTUARIO

Hemos ingresado con parte de la familia de Casa Blanca al poblado de Marcabalito, el pueblo luce tranquilo y limpio como invitando, en las Iglesias se nota el movimiento y es que nos unimos en ese encuentro para orar y llegar a los pies del Amito, con menos dificultad que en su fiesta central donde las colas son poco terminables.

Está recostado y esperando en la ocasión con hábito verde en señal de esperanza... su Santuario, ha sido restaurado con visto del P. Marcó Antonio Tito Valle, sacerdote Iqueño, que ha centrado su fe en el Amito, sus obras hablan del fervor católico. Hoy los milagros interminables del Señor De La Misericordia, lucen resguardados y empotrados en un ambiente especial como muestra de luz y transparencia que merece el Santuario.

Así nos permite sentir su presencia y entre alegría, lágrimas y emoción, la gente se acerca de diversos lugares, cada cual con propia intención y respeto, no habrá sentimiento más intenso que la presencia del Amito, en sus fieles de toda condición; sus oraciones, las velas, el fervor, las peticiones y bendición a cada uno, pedir por la salud de los seres queridos, todo es reverente en la imagen del Santo Patrono de Marcabalito, “El Amito”, Señor De La Misericordia, que nos sostiene en el regazo con el aroma de sus flores y velas que flamean la fe y esperanza de sus devotos, hoy nos tiene en su misericordia.

“Pon tu mano sobre la mía”… y bendícenos Señor.