1994
fue el año que Carlos A. Mannucci perdió la categoría en el fútbol profesional.
Carlos A. Mannucci es sin duda un club popular, pese a una encuesta del 2012 que lo ubica detrás de la Universidad César Vallejo.
- La bulliciosa y atrevida barra de Mannucci siempre se ubica en tribuna sombra (occidente). ¡Fuerza Mannucci! es el grito principal de sus fervorosos hinchas.
Fue en el año 2011 cuando el club Carlos A. Mannucci llenó las graderías del remodelado estadio Mansiche de la ciudad de Trujillo (La Libertad) con más de 23 mil asistentes.
La cifra es realmente contundente si tomamos en cuenta que se trataba de un encuentro de la Copa Perú, disputado sin la presencia de las “estrellas” de nuestro muy limitado firmamento deportivo.
Pero es que así es el Mannucci, un equipo entrañable para los trujillanos, un club que despierta pasiones sin importar que nunca obtuviera un título a nivel profesional y, por el contrario, casi siempre se encuentre disputando a duras penas su permanencia en las ligas locales.
En mi caso, debo reconocer que mencionar al Mannucci es retornar a los años maravillosos, cuando creyendo ser el futuro Maradona norteño corría tras una pelota por las pistas esquivando a los vehículos traicioneros, mientras mis padres se desesperaban por controlar mi desmedida pasión deportiva.
Muchas lunas después, y mientras me voy pareciendo al buen Diego Armando pero solo en aquello de la voluminosa figura, recuerdo las tardes de gloria del Mannucci, conocido como el cuadro tricolor por su uniforme plagado de azul, rojo y blanco.
Claro, como no recordar a otros equipos importantes, cada uno en su momento. Allí está el cuadro del Alfonso Ugarte de Chiclín, el Club Libertad, el Morba FCB o el 15 de Setiembre, sin embargo es el Mannucci el de la mayor y más enfervorizada hinchada.
Fundado el 16 de noviembre de 1959, el cuadro tricolor llegó a calar en el corazón de la hinchada al conseguir la preciada Copa Perú, por dos veces, en la década del sesenta.
Por sus filas pasaron también futbolistas que marcaron una época en el deporte de las masas. Nombres y apellidos como los del recio defensa “Bimbo” Peña, el portero Basurco, el “Che” Pereyra, Calín Delgado, “Didí” Mallqui, Salomón Paredes, Juan “Gol” Caballero, José Ramírez Cuba o el arquero de la selección Óscar Ibañez; son parte ya de la historia reciente del fútbol trujillano.
Recuerdo cuando en más de una ocasión asistí en compañía de mi padre al Mansiche para aplaudir al Mannucci cuando, por ejemplo, jugó la llamada final regional de 1991 contra el Sporting Cristal.
En otra ocasión, muy comentada, el cuadro tricolor disputó un amistoso ante la selección nacional con la asistencia de miles de hinchas que formaron largas filas y pugnaron por ingresar al recinto deportivo para ver en acción a los mejores futbolistas del país.
En cada uno de los encuentros, siempre estaba allí su hinchada, bulliciosa y atrevida casi mimetizada con la tribuna de occidente, la única con sombra en el tradicional estadio trujillano durante sus 54 años de historia.
Los años noventa trajeron nuevos aires y, lamentablemente, serios problemas en el manejo dirigencial del club. Luego del polémico paso de técnicos como Ramón Mifflin y Julio César Uribe por su vestuario, el Mannucci descendió en 1994 para, hasta el momento, no volver al fútbol profesional.
Casi 20 años después, la sufrida hinchada del cuadro tricolor continúa esperando retornar al primer plano deportivo. Con la llegada de Horacio “La Pepa” Baldesari se recobró algo del ímpetu escondido del fanático que llenó los escenarios para apoyar a sus colores.
Para pesar de muchos, el popular y siempre polémico “Fierita”, en uno de sus muchos arranques mediáticos, mostró públicamente sus posaderas con el fin de protestar frente a un presunto manejo irregular en el torneo del conocido fútbol “macho” y, caballero nomás, tuvo que aceptar su error, no sin antes reconocer las pasiones que despierta Mannucci.
En tiempos recientes, aparecieron nuevos rostros en la dirigencia del Mannucci que mezclaron deporte con política y los resultados han sido, sin duda, desastrosos para los reales intereses del club.
Daniel Salaverry, joven militante aprista en constante conflicto con su rival político César Acuña, dueño a su vez del club César Vallejo, no pudo encarrilar el manejo del equipo y renunció en medio de severas críticas.
Poco después, un grupo de empresarios tomó el control e intentó reflotar la alicaída situación del Mannucci, pero solo se ha logrado una cuestionada clasificación a la etapa departamental de la Copa Perú 2013 luego de la renuncia del presidente de otro club también relacionado con el equipo tricolor.
Todo un embrollo que el hincha deplora y con razón.
Como admirador de sus épocas de gloria deportiva ya bastante lejanas, solo me resta gritar de corazón ¡Fuerza Mannucci! y aleja la política de las canchas. Demuestra en el verde que el buen fútbol necesita para disfrutarse, solo de alma, vida y corazón.
Por: Davinton Castillo (RPP)