29 de Junio es la fecha central de la celebración de San Pedro patrono de los pescadores artesanales.
Durante el inicio de La Semana del Pescador Huanchaquero, miles de fieles se vuelcan a las calles para saludar a San Pedrito.
Colorida festividad en balneario trujillano permite apreciar la fusión de costumbres preincas con la fe proveniente de tierras hispánicas.
Huanchaco no es solo calor, mar y arena. El concurrido balneario norteño, ubicado a sólo 13 kilómetros de Trujillo, guarda en su interior una vasta riqueza cultural proveniente de nuestros ancestros.
Como producto de la fusión de las tradiciones Chimú y las costumbres hispánicas, en lo que suele denominarse sincretismo religioso, nacen festividades que comparten de manera armónica las creencias paganas y el respeto por la divinidad.
En ese contexto se enmarca la fiesta de San Pedro, considerado patrono de los pescadores artesanales. Para los rudos hombres dedicados a la pesca, su auxilio es fundamental en momentos de apremio, cuando su sola invocación despierta un torrente de fe y veneración.
Llegado el 22 de junio, y durante el inicio de “La Semana del Pescador Huanchaquero”, miles de fieles se vuelcan a las calles para saludar a “San Pedrito”. El día 29, fecha central de la celebración, la sagrada imagen es sacada del templo y llevada hacia el mar, en medio de alabanzas y súplicas de sus fieles.
Recorriendo las calles de Huanchaco, la efigie del santo recibe el cariño de los hombres de mar, quienes lo cargan en hombros hasta la orilla de la playa. Allí comenzará un viaje lleno de pasión a bordo de una embarcación tradicional por estas tierras conocida con el nombre de “patacho”.
El “patacho” es una balsa de 12 metros de largo cuyo origen data de la época preinca. Está construida de manera artesanal con tallos y hojas de una planta llamada totora. La nave va unida en sus extremos por dos cordones que lucen banderas multicolores. Según entendidos en el tema su costo podría bordear los 5 mil nuevos soles.
Durante los siguientes minutos, “San Pedrito” pasea por el mar, acompañado por las autoridades políticas y eclesiásticas huanchaqueras, además por la reina elegida para adornar la festividad. En la orilla se juntan coterráneos y visitantes para seguir el solemne acto cantando y danzando alguna salerosa marinera.
A su regreso, la imagen es recibida con aplausos y lágrimas de contagiante emoción, para luego encabezar la procesión en su honor. Es el momento de elevar fervientes oraciones, pidiendo un año lleno de buena pesca y la protección frente a los embates de un mar siempre celoso, traicionero.
En horas de la noche, “San Pedrito” retorna a su morada en medio de la algarabía del pueblo y la cadencia característica de las bandas de música. Por las calles se ofertan deliciosos pasteles de harina para aplacar el hambre, así como recuerdos típicos con la figura del santo patrono. De pronto, los fuegos artificiales iluminan el espíritu en un colorido marco que cierra la festividad.
Huanchaco vive durante la última semana del mes de junio días llenos de entusiasmo y devoción. Llegar desde Trujillo solo toma 20 minutos en vehículo. El balneario muestra así una faceta para algunos desconocida pero siempre atrayente por su cálido misticismo.
Por: Julia Góngora (RPP)