viernes, 16 de diciembre de 2011

OLLANTA HUMALA: PRIMER CAMBIO



Por: Dionicio Mantilla León

“Es necesario dialogar. Estoy dispuesto a encontrar salidas al problema. Agua y oro es la propuesta del Presidente Humala”. Este fue el planteamiento de Salomón Lerner en medio de la encrucijada planteada por Minas Conga en Cajamarca que deviniera en la agudización del paro indefinido y posterior declaratoria de emergencia en 4 provincias. El fracaso en el problema de Conga y otros desencuentros tuvo que traer consecuencias y una de ellas ha sido el cambio del conductor del primer Gabinete Ministerial del Presidente Ollanta Humala. .
Una oxigenación ministerial que ya se hacía necesaria habida cuenta de los problemas que se habían venido suscitando y que tuvieran como protagonistas a varios ministros entre ellos: La Ministra de la Mujer, Aída García Naranjo; de Cultura, Susana Baca y el entredicho entre 2 ministros el de Energía y Minas, Carlos Herrera y el de Ambiente, Ricardo Giesecke, por la falta de coordinación en el problema de Conga, amén de otros ministerios sensibles.
Para muchos, el primer cambio del gabinete ministerial nacionalista ha sido tomado como una crisis magnificando una medida que es normal en una gestión que está tratando de acomodarse y requiere para ello determinados ajustes y reacomodos. Lo que si creemos es que los nuevos responsables de las carteras ministeriales, en su gran mayoría, son ilustres desconocidos, no se les conoce nutrimento ideológico elemento fundamental para saber la orientación que seguirá su cartera. Una muestra de nuestro aserto es la posición desacertada que viene teniendo el nuevo ministro de Trabajo José Villena, quien viene planteando su rotunda oposición a la eliminación de la famosa norma Contratación Administrativa de Servicios (CAS) planteando únicamente su modificación. Un CAS, que fuera uno de los engendros laborales creado por Alan García pues destruye elementales derechos que le asiste a todo trabajador. Como se recordará la eliminación de esta aberrante creación laboral aprista forma parte de la plataforma electoral que el ex candidato Ollanta Humala ofreciera hacer realidad al que se añade la eliminación de las SERVICES, también creación aprista.
Lo que llama poderosamente la atención es la presente escasez de cuadros ministeriales habida cuenta del medio centenar de personalidades que fueran presentados por el candidato Humala durante la campaña electoral pasada quienes en su mayoría exhibían una clara posición ideológica progresista específicamente los pertenecientes al colectivo “Ciudadanos por el cambio” aparte de otros con amplia experiencia en el desempeño de cargos públicos. Al parecer, quienes han armado el presente cuadro ministerial han sido, aparte del Presidente de la República, el flamante Premier, Oscar Valdés y, se supone, con la intervención de los asesores presidenciales, Adrián Villafuerte y el extranjero, Luis Favre, quienes de posición ideológica progresista no tienen nada, pero si de una ostensible posición autoritaria.
La evidente ausencia de elementos progresistas en el nuevo gabinete ministerial ha dado pie para la entusiasta aceptación del gremio empresarial CONFIEP y el rechazo de parte de la C.G.T.P. quien a través de su Secretario General, lo ha calificado como derechista y pro empresarial, lo que ha de ser motivo de preocupación de parte de Ollanta Humala considerando que el gremio de trabajadores se estaba convirtiendo en su principal soporte ante la carencia de un aparato partidario sólidamente organizado.
En esta coyuntura se presenta como anécdota pintoresca la posición de Alejandro Toledo quien debido a la presencia de un Premier de procedencia militar y la existencia de un asesor también militar (Villafuerte) cometiera el exabrupto de calificar al flamante Gabinete como “militarizado” y no apropiado para efectos del fortalecimiento de la democracia cuando en realidad la causa es su descontento por haber sido expectorados 2 ministros chakanos y la negativa del Presidente Humala de incrementar el cupo de carteras para los posibilistas. Un poquito más y se pone la vincha. ¡Qué tal demócrata!
Lo correcto es que todo gobierno tenga una senda referencial de trabajo y el del Presidente Ollanta Humala es la “Hoja de Ruta”. Una senda por la que los peruanos se han inclinado, la misma que debe ser seguida sin desviaciones de ninguna clase. Hacerlo significaría un evidente golpe a la confianza ciudadana y una justificada generación de conflictos sociales que nuevamente “incendiarían la pradera”.