Recurrimos a este pasaje de vida de la actual autoridad regional para explicar el grado de familiaridad entre Acuña y los Llempén, y encontrar una explicación a su influencia en APP.
Antes muertos que sencillos
Escrito por Ramón Azabache
Manuel Llempén siempre quiso ser autoridad por elección; a dedo ocupó todos los cargos habidos y por haber en las gestiones apepistas. Ya era bolo fijo cuando César Acuña Peralta (CAP) armaba las listas y se “chocolateaban” las candidaturas; o era municipalidad o gobierno regional. Hasta se tejió la leyenda urbana de que en una elección fue el ganador, pero que su cabeza se ofreció en charola de plata para que triunfe su jefe. Leyenda urbana aprista, repetimos.
Obviamente, dentro de las filas apepistas tenía su lugar y estaba unas micras debajo del fundador de APP, partido que le debe el nombre al programa para América Latina que creó el presidente de EE. UU. Jhon F. Kennedy. Él mismo relataba la anécdota de que cuando ya laboraba en la empresa Paramonga y regresaba a Trujillo, con un buen emolumento, se encontraba en su hospedaje, con su hermano (el ahora rector de UCV), quien también cursaba estudios de ingeniería junto con CAP, y que -como muchos inmigrantes estudiantes de la UNT- compartían cuitas, amistad y limitaciones económicas. Manuel Llempén –condescendiente y consciente de su mejor situación económica– los llevaba a comer pollo a la brasa, pues los recursos económicos de los jóvenes no estaba para tafetanes.
Recurrimos a este pasaje de vida de la actual autoridad regional para explicar el grado de familiaridad entre Acuña y los Llempén, y encontrar una explicación a su influencia en APP. Será bien difícil que se borre de la retina de los trujillanos la imagen del gobernador, con las piernas cruzadas, aplaudir un evento al que le dio pase y avaló con su presencia, por más que ahora esgrima un comunicado tratando de limpiar la embarrada. En política los gestos son importantes, y eso se debió tener en cuenta antes de aprobar un desfile de modas, mientras hay pobladores atiborrados en las puertas de los hospitales, colapsados, tratando de salvar su vida en esta pandemia.(DIARIO CORREO)