Por: Dionicio Mantilla León
Y llegamos al 24 de diciembre fecha en que los cristianos recordamos el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios. Una fecha que nos llena de regocijo, que fortalece nuestra fe y nos colma de esperanza al saber que no estamos solos en este mundo, que hay alguien que por disposición de Jehová Dios ha nacido para servirnos de guía, de conductor de nuestros destinos, de luz en el difícil camino de la vida, un ser supremo que elimina el telón tenebroso de las tinieblas, un magno ser que nos bendice y protege todos los días cuando invocamos su sagrado nombre. ¡Alabado ybendito sea el sagrado nombre de Jesús, el Cristo redentor del mundo! La Navidad, una fecha en la que la Humanidad cristiana debe orientar su mirada y su reflexión hacia el mágico y misterioso arribo de nuestro Salvador y el mensaje que nos trae.
Y llegamos al 24 de diciembre fecha en que los cristianos recordamos el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios. Una fecha que nos llena de regocijo, que fortalece nuestra fe y nos colma de esperanza al saber que no estamos solos en este mundo, que hay alguien que por disposición de Jehová Dios ha nacido para servirnos de guía, de conductor de nuestros destinos, de luz en el difícil camino de la vida, un ser supremo que elimina el telón tenebroso de las tinieblas, un magno ser que nos bendice y protege todos los días cuando invocamos su sagrado nombre. ¡Alabado ybendito sea el sagrado nombre de Jesús, el Cristo redentor del mundo! La Navidad, una fecha en la que la Humanidad cristiana debe orientar su mirada y su reflexión hacia el mágico y misterioso arribo de nuestro Salvador y el mensaje que nos trae.
Sin embargo, preguntamos: ¿Vivimos una auténtica navidad? En buen número de pueblos del mundo sí, a través de los villancicos o cánticos navideños que encierran hermosos mensajes de hermandad y también se da en los encuentros y reencuentros familiares, símbolos de amor, paz y unidad lo cual nos reconforta y llena de alegría. Cánticos impregnados de divinidad que cala muy hondo en nuestras mentes sobre todo en la infancia. ¿Quién no se enternece al escuchas esos bellos villancicos que nos hace recordar los primeros años de nuestra infancia colmados de inocencia y pureza, un mundo de ensueño que muchos quisiéramos se detuviera, que ese mundo infantil y mágico no hubiese terminado nunca?
Al menos quien escribe esta nota así lo hubiese querido, porque hemos vivido durante nuestra infancia encantadoras navidades que jamás se borrarán de nuestra mente. Sin embargo, el carro de la historia no se puede detener y evolucionamos tal como lo manda la naturaleza y lo dispone Dios lo cual no significa la eliminación de la nostalgia por aquellos maravillosos años infantiles, tal vez en un entorno de pobreza y carencias materiales, pero colmados de amor y unidad familiar. ¡Cuánto nos reconforta saber que Jesús, siendo el Hijo de Dios, nació en un ambiente también pobre, humilde, en un pesebre rodeado de animalitos que son creación divina! Escenario que nos indica que los pobres del Perú y del mundo no somos los únicos que hemos pasado, pasamos y pasaremos una navidad con carencias, pero, eso sí, pródigo en riqueza espiritual.
“La Navidad es de los niños” se dice por doquier y es verdad. Porque celebramos con alborozo el advenimiento de Jesús, es decir de un ser niño por lo tanto este día celebramos la fiesta de los niños sin distingo de raza, color, estado social o económico. La Navidad es de todos y para todos y no debe existir discriminación de ninguna índole se dice y; sin embargo, cuánta indignación nos produce saber qué muchas autoridades toman el dinero del Estado para adquirir canastas costosísimas o duplican su sueldo recibiendo así 35,000 soles cada uno. Felizmente, sólo falta año y medio para que dichos personajes se vayan, trabajen y pasen una navidad austera.
En el día de la Navidad cesa el ruido mortífero de los cañones, los conflictos, los reclamos, los odios, las envidias, venganzas y tanto desvalor existentes en este mundo. Es día del planteo de tregua, concordia y paz. Hora de construir escenarios de bienestar y fortalecimiento de la amistad y fraternidad colmadas de abrazos sinceros como símbolo de amor y perdón.
Sin embargo, insistimos: ¿Qué grado de autenticidad tiene la Navidad de estos últimos años? En realidad muy poca pues este día la mayoría de cristianos hemos variado el rumbo soslayando al “Niño Dios” y colocando en sitial preferente a un ser imaginario al que se le ha dado una connotación exagerada de veneración y expectativa. En efecto, dicho personaje es Papa Noel o Santa Claus, una creación mítica de los países del norte de Europa, bonachón y de vestimenta peculiar cuya misión es supuestamente repartir juguetes a los niños, accionar de un personaje que no es malo siempre y cuando no reste protagonismo a Jesús y el acontecimiento en si. Junto a este elemento de la cultura navideña se encuentran los pesebres o nacimientos, el saludo de los pastorcitos, y, últimamente, los arbolitos navideños. Junto a estos símbolos ha surgido una cultura comercial navideña fuera del alcance económico de los pobres, sobre todo, en la oferta de juguetes y elementos adicionales como el pavo, panetón, entre otros. Elementos que se han vuelto imprescindibles en las celebraciones navideñas.
¡BIENVENIDA LA NAVIDAD! ¡BIENVENIDO EL MENSAJE DE PERDÓN, PAZ Y FRATERNIDAD QUE EL NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS TRAE CONSIGO. ¡FELIZ NAVIDAD PARA TODO EL PUEBLO HUAMACHUQUINO, LA PROVINCIA DE SÁNCHEZ CARRIÓN Y EL MUNDO ENTERO!