Por: Dionicio Mantilla León
Fue a comienzos de febrero de este año en que un amigo me invitó a tomar desayuno en su casa de Trujillo cuando noté que la joven que servía hablaba con un dejo raro al preguntarle de donde era me dijo que era venezolana y que venía huyendo de la crisis económica de su país. El tema fue que, junto a ella, habían llegado también a esa casa 16 más de sus compatriotas; pero, lo que me llamó la atención fue la información de que diariamente salían miles por la frontera con Colombia, pasando al Ecuador, de allí, al Perú y que la meta era llegar a Lima. ¿Por qué razón? Según dijo era porque otros países eran muy estrictos, pedían pasaporte y el gobierno peruano, no. “Acá el gobierno es bueno”, dijo.
Lo cual nos hizo recordar a PPK cuando ofrecía abrir nuestras fronteras a los venezolanos que huyeran de la crisis venezolana, Una oferta solidaria motivada por ser nuestro país sede del Grupo de Lima. Para muchos fue un gesto solidario plausible, pero, para otros, una medida riesgosa habida cuenta nuestra penosa realidad con múltiples problemas y necesidades y con un crecimiento económico, de 2.5% que nos ubica a la cola de los países latinoamericanos. ¿Era correcto ser dadivoso en época de escasez?
Hoy, el inicial tema humanitario impulsado por PPK y, continuado por Martín Vizcarra, ambos de notoria debilidad gubernativa, se ha desbordado conociéndose, que hasta hoy han ingresado a nuestro país medio millón de venezolanos y cada día ingresan a nuestro país 2,000 más. Una cifra excesiva que viene generando serios problemas de toda índole a nuestro país.
La crisis venezolana comenzó luego del triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del 2013 en donde se impuso ajustadamente a su opositor Enrique Capriles por 7`’587,579 a 7’ 363,980 votos es decir por 50.66% a 49.07%. Un resultado adverso que no aceptó Capriles argumentando que el margen del triunfo era insignificante y que un recuento de votos le podría favorecer, pero esta no era la única derrota de Capriles, pues años atrás fue vencido también por Hugo Chávez. La propuesta no fue aceptada por Maduro pues contaba con la garantía del Tribunal Electoral y de observadores internacionales.
Capriles se declaró en rebeldía y convocó a acciones de protesta. Meses después, Maduro consigue de la Asamblea Nacional (Parlamento), le otorgue a su favor “poderes para gobernar por decreto por un año” un gesto que fue considerado por Capriles como dictatorial sirviéndole como pretexto para la insurgencia popular iniciándose así una escalada violentista de alcance nacional de larga data con resultados fatídicos de cientos de muertos, heridos y encarcelados. Un gobierno auténticamente democrático se convirtió así en dictatorial y tiránico. Bajo el argumento “de intento de golpe de Estado y desobediencia a las leyes de la nación” Maduro desató acciones represivas encarcelando a centenares de venezolanos opositores y sus líderes más connotados entre ellos, Leopoldo López.
La era de apogeo que vivió Venezuela durante Hugo Chávez por la exitosa explotación petrolera, bajo el gobierno de Maduro se transformó en gravísima decadencia debido a una pésima administración de la economía que repercutió en el bienestar de la nación llanera produciéndose la devaluación de su moneda, la escasez de la producción agrícola e industrial, agudo déficit económico y una histórica escasez de productos de primera necesidad desatándose un masivo éxodo de la población a los países aledaños pero aglutinándose en nuestro país provocando así un grave problema que, tardíamente, se quiere contener obligando a la presentación del pasaporte.
Las consecuencias negativas de la sobre población inmigrante en el Perú es visible y pese a la petición de pasaporte no se detiene generando muchos problemas: aumento de la informalidad, la saturación de los servicios hospitalarios, ingreso de enfermedades, xenofobia, disminución del empleo para peruanos, vivienda, etc. La invasión venezolana ha llegado a los más recónditos pueblos del país del que no se ha librado Huamachuco. ¿Por qué los venezolanos no siguen luchando para sacar a Maduro como los peruanos lo hicimos con el dictador Fujimori? Una pregunta que los venezolanos no responden imponiéndose el facilismo de emigrar.
Urge acabar con el drama del pueblo venezolano. Si bien el gesto solidario y humanitario es entendible esto no puede ser “de nunca acabar” pues agudiza los problemas de los demás países, entre ellos el nuestro, más aún con el anuncio de que para diciembre aumentará a un millón de inmigrantes. Es necesario que los organismos internacionales (ONU, O.E.A., Cruz Roja, etc) y, especialmente los sudamericanos, encuentren una solución pacífica en diálogo alturado con el gobierno de Maduro y rechazando la invasión norteamericana de su territorio.