Por: Dionicio Mantilla León
La feligresía católica del Perú está de fiesta y no es para menos pues después de muchos años se producirá la visita a nuestro país de otro máximo representante del mundo de esta grey cristiana: el Papa Francisco. Bajo el lema “Unidos por la esperanza”, que vienen coreando todos los católicos peruanos desde hace varios meses, se espera el arribo del Sumo Pontífice luego de su peregrinaje predicador por Chile.
La esperada visita a nuestro país, que congregará a varios millones de fieles en las ciudades de Lima, Puerto Maldonado y Trujillo, tiene un gran significado en estos momentos en que nuestra nación afronta una serie de males ecológicos, sociales y políticos que mantienen en tensión a la población.
Ante este magno acontecimiento religioso el gobierno central y diversas autoridades regionales y provinciales se han esmerado en ejecutar todo un programa de recepción y bienvenida rodeándole de todo tipo de medidas de seguridad tomando en cuenta los graves atentados terroristas producidos en el vecino país del sur durante su reciente visita.
La visita a la capital de la República se realiza en un escenario no halagüeño enmarcado por una seria crisis política generada por la corrupción, el turbio actuar del primer mandatario y el Congreso, el fuerte resquebrajamiento orgánico de todas las agrupaciones políticas, el preocupante estancamiento de la economía nacional y la visible carencia de liderazgo gubernamental. La visita papal a Lima coincide con el día central del 483 aniversario de la fundación española de la misma realizada un 18 de enero de 1553 por el Conquistador Francisco Pizarro.
Mientras que en Puerto Maldonado, capital de la región de Madre de Dios, le esperan los gravísimos atentados contra la ecología por la inmisericorde explotación de la minería ilegal que ha destruido miles de hectáreas de bosques con su secuela de muerte y desolación de nuestra rica flora y fauna a lo que se añade la terrible explotación infantil, el meretricio clandestino y el contrabando. Una región que pareciera estuviera maldecida a causa del actuar negativo de elementos inescrupulosos que destruyen nuestro territorio desde hace buen tiempo contando con la condenable complicidad de las autoridades que han sumido a la región en la miseria.
La visita a Trujillo se ha fijado por ser la ciudad representativa de toda la región norteña que el verano del año pasado fuera devastada por las fuerzas de la naturaleza a través del fenómeno del Niño que dejara cientos de muertos, miles de heridos y cuantiosas pérdidas económicas tiñendo de luto así regiones enteras motivo por el que el Gobierno lanzara el “Plan Nacional de Reconstrucción con Cambio” el que se viene concretando con desesperante lentitud. El evento en Trujillo congregará un millón de fieles católicos junto a 40 imágenes de patrones religiosos. Huamachuco se hará presente con la Virgen de Alta Gracia y San Francisco de Asís.
La visita del Papa Francisco se orienta a poner “el dedo en la llaga” en la penosa realidad que aflige a la población no para ahondarla con la crítica acerva ni para curar los graves males que las aqueja sino para entregar un mensaje de reflexión esperanzador que traiga consigo un cambio auténtico de la situación.
Empero, para algunos peruanos, la visita del Papa significaría demostrar el poder de convocatoria del catolicismo sobre los otros credos cristianos y de servir de cortina de humo al pésimo gobierno de PPK, preguntándose: ¿Cómo para edificar los escenarios de recepción al Papa este gobierno actúa con rapidez lo que no hace en la reconstrucción con cambio? ¿Por qué los excesos y ostentación en los actos ceremoniales al Papa si Jesús fue modelo de austeridad y humildad?
Según mi punto de vista, el verdadero objetivo que rescatamos de la visita papal es la invitación a la feligresía cristiana a acercarse a Dios y a su Hijo, Jesucristo, intercesor válido de la Humanidad ante Él, pues nuestro alejamiento es causa de todos los males que nos aflige, por ello, creo que es positivo el salir al mundo a hacernos recordar las verdades centrales del cristianismo: amor, justicia y paz en pos de lograr la humanización del ser humano.
Como cristianos que somos saludamos respetuosamente la presencia del Papa Francisco y le expresamos nuestra cordial bienvenida haciendo votos porque sus objetivos pastorales se hagan una feliz realidad. Toda voz que se nutra de la maravillosa doctrina cristiana cimentada en los valores humanos debe ser bien recibida más aun tratándose de un representante de Jesús en la Tierra.