Por: Dionicio Mantilla León
Luego de finalizar el 2017 con un ambiente de incertidumbre y angustia iniciamos el nuevo año aún con este mismo ambiente; pero, también, con una leve esperanza de cambios y motivos de compromisos. En efecto, iniciando el 2018 los peruanos aún percibimos una fuerte sensación de vacío de poder y un rumbo incierto del futuro del país.
Tal pareciera que no tuviéramos gobernantes y que la fuerte conmoción nacional que se produjera luego de la fallida vacancia del Presidente de la República, Pedro Pablo Kuzchinski, y , el sorpresivo indulto al ex dictador Alberto Fujimori por parte de dicho mandatario pretextando un “indulto humanitario” cuando en realidad era un “indulto político” empaquetado en un oscuro negociado con una facción de fujimoristas liderado por Kenyi Fujimori, nos tuviera aún adormecidos y estupefactos.
Las opiniones y sugerencias alcanzadas por algunas personalidades políticas y analistas e, incluso, nuestra modesta opinión, destinadas a fortalecer la gobernabilidad que resultara muy lesionada después del intento fujimorista de vacancia presidencial cayó en saco roto. Mercedes Araoz sigue al frente del Premierato y el tan mentado “Gabinete de la Reconciliación” resulto un gabinete tecnocrático y forzado con jales incluso de 3 personajes apristas dejando entrever una gran pobreza de cuadros gubernativos que en lugar de reconciliador logró una “declaratoria de guerra” del APRA.
De esta manera, con un gobierno magullado, nuevamente tecnocrático, con escasa credibilidad y sujeta a la influencia de los operadores de su vacancia como es el ala disidente de Fuerza Popular damos comienzo a este nuevo año con un leve respiro esperanzador. Esperanzador porque lo comenzamos con un evento religioso que cae como bálsamo a esta dolencia nacional: La visita del Papa Francisco que arribará a nuestro país con un mensaje: ”Unidos por la esperanza” que a la feligresía católica aliviara toda la carga tensional que vive. Una visita para la cual se ha armado todo un programa de bienvenida en el que vienen participando muchos sectores públicos y privados y cuya seguridad, según los organizadores, se encuentra plenamente garantizada.
A este magno acontecimiento religioso se unirá luego en Junio uno de carácter deportivo como es la participación de nuestro seleccionado de fútbol en el mundial de Rusia en el que esperamos tenga un buen desempeño lo cual, de ser así, constituirá otro bálsamo vivificante para nuestras dolencias nacionales.
Sin embargo, junto a estos magnos eventos, muchas tareas que vienen del año anterior como saldo negativo deberán ser atendidas con suma urgencia: La inseguridad, el estancamiento económico, la demora en la reconstrucción nacional, el entrampamiento de las obras de envergadura, el desarrollo agrícola e industrial, la reforma electoral, la corrupción, la problemática laboral, educativa, de salud, saneamiento y la infraestructura vial. Temas trascendentes que a lo largo de año y medio de gobierno de PPK no han sido atendidos a cabalidad el mismo que más bien ha construido un pasivo que motiva nuestra preocupación por los presuntos actos de corrupción del actual Presidente de la República junto a otros ex mandatarios envueltos todos en la telaraña de la corrupta empresa brasileña ODEBRECHT.
Un clima de tensión que viene siendo causal de protestas callejeras y serios conflictos sociales agravado todo ello por la desacertada actuación de algunos gobernadores regionales, alcaldes provinciales y distritales cómplices de la demora de la reconstrucción en el norte del país y, de manera general, por su manifiesta incapacidad y deshonestidad.
Ante este, nada halagüeño panorama, se avizora una gran oportunidad de cambio con las elecciones regionales y municipales programadas para Noviembre a través de la cual los millones de ciudadanos podremos ejercitar nuestro democrático derecho de elegir al gobernante regional, provincial y distrital más idóneo. Una magnífica oportunidad que no debemos desperdiciar y que servirá para marcar un nuevo rumbo a los destinos de nuestras regiones y provincias.
Damos comienzo así al 2018 y, como peruanos que amamos realmente a la Patria, asumamos el sagrado compromiso de corregir con firmeza los males políticos que la aquejan, de exigir un trabajo capaz y honesto a nuestros gobernantes de todos los niveles; pero, también, asumiendo, nosotros mismos, el reto de construir con responsabilidad junto a las autoridades un país digno, libre y desarrollado.