Por: Raúl Wiener
La censura contra Martha Meier Miró Quesada en pleno corazón de la concentración mediática, prueba que mis reflexiones sobre el verdadero centro del poder en el Perú, no tomaron en cuenta a Yanacocha, que es casi como decir a las transnacionales que funcionan como poderes propios aún ante los gremios empresariales constituidos: Telefónica, Pluspetrol, LAP y otras.
Que del diario de la familia se bote a uno de los familiares más conspicuos y la que tuvo a su cargo la reestructuración de la empresa y sus medios a fines de la década anterior, es mucha cosa. Y todo porque Martha, que siempre ha tenido un enredo en la cabeza, esa vez salió a defender una causa justa, contra la prepotencia de la empresa extranjera que arrasó la vivienda de una familia campesina, a la que el propio Poder Judicial había reconocido sus derechos de propiedad sobre las tierras que ocupa.
Martha de pronto dijo una gran verdad: que la empresa del oro, nunca ha sabido tratar con su entorno ni reconocer los derechos de los demás, y por eso no hay Conga hasta ahora y Yanacocha es cada vez más detestada en Cajamarca. Fue demasiado. El nuevo director de El Comercio, el abogado Fernando Berckemeyer, sopesó su papel de defensor de la gran empresa con los principios de la libertad de expresión, y la Meier fue sacada de su columna de los sábados, retirada de la web y según se dice, despedida por defender a Máxima Acuña de Chaupe.
De veras un honor indiscutible para la que resultó una zarina en decadencia y que muchas veces perpetró columnas infames que hubiera dado ganas de despedirla si hubiéramos tenido capacidad de hacerlo.
Pero ahora que se discute si Yanacocha puede seguir agrediendo a la señora Máxima para mantener el control de toda la tierra bajo su dominio (casi la extensión de la provincia de Cajamarca), que en Nueva York se reinicia la investigación de los vínculos entre Yanacocha y Montesinos, y en Lima se ha presentado un libro para demostrar la masiva elusión de impuestos de la empresa*, el gesto de Berckemeyer de actuar como agente de Yanacocha, subraya nítidamente porque la gran inversión es intocable en el Perú.
Igual el gobierno que pone su policía al servicio de la minera, o el Congreso donde una poderosa bancada, armada antes de las elecciones, defiende los intereses de la minería y de Yanacocha, o los analistas y “especialistas”, que evitan hablar de una empresa con fama de tener defensores de prensa asalariados. Nadie quiere meterse con la gigante del oro. Y curiosamente ha sido Martha Meier, la primera víctima de la respuesta a las críticas. Mi solidaridad con ella.(diario uno)