Por: César Lévano
Después de siete días de implacables bombardeos israelíes contra Gaza, el alto al fuego ha llegado a esa región. El saldo de la violencia ha sido 147 palestinos muertos y más de un millar de heridos. Los cohetes disparados por los palestinos contra Israel causaron cinco muertes y 40 heridos.
El alto al fuego fue celebrado con júbilo por los palestinos de Gaza; pero es, además, una buena noticia para el mundo entero. La humanidad sabe que en esa área explosiva un conflicto armado puede conducir a una guerra de vastas proporciones, quizá a una tercera guerra mundial. No se puede olvidar que en Medio Oriente hay una carga de petróleo y de odio, así como de armas nucleares. Israel y Pakistán tienen ahí un Arsenal atómico.
Por ese potencial de peligro hay que celebrar el alto al fuego.
El logro pacificador se debe a la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, quien fue portadora de la decisión del presidente Barack Obama, y al presidente del nuevo gobierno islamista de Egipto, Mohamed Mursi, cuyo peso ha sido decisivo.
Para el martirizado pueblo palestino, el acuerdo significa “el fin de todas las acciones agresivas y hostiles en Gaza por tierra, aire y mar”, así como la cesación de asesinatos selectivos de líderes palestinos cometidos por los refinados servicios de inteligencia de Israel.
Debido al acuerdo, por otra parte, “las fracciones palestinas y sus brazos armados cesan las acciones agresivas desde la franja de Gaza contra Israel, incluyendo los cohetes y los ataques en la zona fronteriza”.
Jaled Meshal, líder del movimiento palestino Hamás, considera que su organización ha visto satisfechas todas sus demandas y que “Israel ha fracasado en todos sus objetivos”. Meshal negó que Egipto haya “vendido” a la resistencia palestina, como opinaron algunos analistas.
Sin duda ha sido decisiva la presión de Washington, que es el principal aliado de Israel. Tal vez la sensación de creciente descrédito y aislamiento acentuada en la votación sobre el bloqueo a Cuba ha sido un factor para el alto al fuego. Puede deducirse que la reciente reelección de Obama ha pesado en la decisión. Si hubieran triunfado Mitt Romney, el candidato republicano, y su entorno de halcones, probablemente no hubiera habido alto al fuego.
Lo cierto es que el alto al fuego es bueno para las dos partes en conflicto, y para la paz y la seguridad mundial. Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, considera positivo el acuerdo y propone algo más: un alto al fuego duradero.
Ahora, habrá que esperar que los ataques y los bombardeos cesen de verdad. En Gaza hay júbilo, pero también una dosis de desconfianza, debido a antecedentes desalentadores. Mucho depende de Estados Unidos, cuya cercanía con Israel, será decisiva para una pacificación real, que al mundo conviene.(la primera)