Tres miembros de una familia huancavelicana que fueron detenidos y acusados de terrorismo por el Ejército llegaron a Lima para alegar su inocencia y denunciar un presunto abuso de autoridad. Afirman que los militares que los intervinieron les “sembraron” armas para inculparlos y justificar la violencia con la que actuaron en su contra y la de sus familiares.
Justo Flores, su hijo Ángel Flores Segura y su yerno Sócrates Torres fueron detenidos el 12 de setiembre por militares que incursionaron en sus viviendas, ubicadas en Tintaypunco, Huancavelica.
El Ejército informó entonces de las capturas y del decomiso de tres granadas, municiones, un radiotransmisor, cuadernos de instrucción subversiva, un amplificador de audio y medicinas.
Justo Flores niega la acusación de terrorismo y dice que fue en la base militar de Cochabamba donde vieron por primera vez las armas. Tras las investigaciones la Policía informó que los tres campesinos "no son integrantes ni colaboradores de Sendero Luminoso", por lo que el juez del tercer juzgado penal de Huancayo ordenó la comparecencia y el traslado del caso al Juzgado Penal Supranacional.
Esa decisión complica más la situación de los procesados que no tienen dinero para viajar a Lima cada mes a fin de firmar el libro de control, por lo que piden se les permita cumplir la obligación en Huancayo.
Según Flores, los militares destruyeron sus pertenencias, se llevaron sus pocos ahorros y golpearon a sus parientes que se opusieron a la detención.(la república)