Llegó la hora. El día de mañana millones de peruanos estaremos acudiendo, de manera responsable, al acto de sufragio programado por el J.N.E. en una nueva jornada democrática destinada a renovar los cuadros gubernamentales de nuestro país.
Luego de varios meses de campaña electoral bastante agitada, de 13 candidatos inscritos inicialmente sólo llegan 11 y, de ellos, debido a un criterio mediático, (es decir fabricado por los medios de comunicación), únicamente 5, con posibilidades de ser elegidos.
Una jornada electoral caracterizada esta vez por una millonaria publicidad, por acciones intrascendentes, una escasa solvencia de liderazgo y demasiadas coincidencias en las propuestas, sobre todo de las 4 agrupaciones derechistas que lideran las encuestas, las que para diferenciarse una de otras y captar simpatía electoral fueron expuestas recurriendo a gestos y actitudes no acordes con la postulación de un futuro estadista sino recurriendo a payasadas, obcenidades, diatribas y ataques mutuos, aderezado todo ello con la consabida demagogia y la oferta disparatada, amén de la desesperación y la zancadilla al contrincante.
Un proceso electoral en el que, quiérase o no, las propuestas se nutren de una marcada posición ideológica, esto es, se pone en juego el modelo económico en vigencia en nuestro país desde hace varias décadas: el neoliberalismo.
Un modelo económico que ha venido marcando la direccionalidad de los destinos de nuestro país y que ha sido la principal causa de la pobreza e injusticia social. Neoliberalismo que significa quitarle responsabilidades al Estado y entregarlas a la empresa privada con las secuelas conocidas de actitudes anti laborales en contra de los trabajadores por los lógicos afanes de lucro desmedidos de esta última; pero, también, por el saqueo de nuestros recursos naturales por parte de las empresas privadas extranjeras.
Empresas, que si bien contribuyen a nuestra economía lo cual deviene en un natural crecimiento económico, este no va aparejado de un desarrollo social, justo y sostenido tan necesario en nuestro país afligido como está por la pobreza y la extrema pobreza.
Esto debido al errado manejo gubernativo de los diferentes partidos derechistas que han administrado el país desde hace varias décadas fieles cumplidores del modelo económico neoliberal. Un modelo que tuvo su carta de garantía y fue avalado por la Constitución Política de 1993 promulgada por el ex dictador Alberto Fujimori para satisfacer sus planes dictatoriales y que le sirviera para su ilegal reelección y para el surgimiento del más negro período de corrupción de la historia peruana, pero que ahora le sirve, descaradamente como bandera, a su hija Keiko Fujimori.
Aunque no se quiera aceptar las agrupaciones políticas que postulan se alinean en un esquema político bien definido según su defensa o rechazo al modelo económico en vigencia: Derecha o izquierda. De los 5 candidatos que encabezan las encuestas Pedro pablo Kuczynski (Alianza por el Gran Cambio), Alejandro Toledo (Perú Posible), Keiko Fujimori (Fuerza 2011) y Luis Castañeda Lossio (Solidaridad Nacional) defienden a rajatabla el modelo neoliberal.
Empero, el único que lo rechaza y por ende rechaza la venta de los puertos, aeropuertos e islas de nuestro litoral y nuestros recursos naturales que son propiedad estatal es decir de todos los peruanos es el candidato de “Gana Perú”, Ollanta Humala. La defensa de la propiedad de estos bienes del Estado, le ha servido de base a Alejandro Toledo para sostener la falacia de que el candidato de “Gana Perú” es “estatista” con lo que da a entender que en un eventual gobierno toledista o de cualquier otro derechista todo el aparato estatal se desmontaría y todas las empresas públicas serían privatizadas.
Conocida es la objetividad de que debe estar revestido el periodismo libre razón por la cual el suscrito incide en estas cuestiones de principio, así como también en estos aspectos tan importantes para el logro de un adecuado esclarecimiento de la realidad nacional.
No hacerlo significaría dar pie al oscurantismo político promovido por quienes añoran la continuación de la depredación de nuestros recursos naturales (Entre ellos el gas, las tierras amazónicas, etc) y la soberanía nacional con la implementación de medidas privatistas exageradas cuando lo correcto es la promoción de la inversión privada, pero también la inversión estatal sobre todo en sectores estratégicos (educación, salud, puertos, aeropuertos, islas, etc) por razones de seguridad nacional.
Afanes de privatización a ultranza o exageradas que generarán nuevamente el imperio de la corrupción y la inmoralidad del que se a hecho gala durante este régimen. A pocas horas del magno acto del sufragio a los peruanos nos toca reflexionar y asumir una posición definida y firme apegada a la defensa de los intereses de la Patria.