Por: Dionicio Mantilla León
Hace unos
días el Presidente Pedro Castillo lanzó la propuesta de un proyecto de Ley para
consultar a la población la necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente que
elabore una nueva Carta Magna. Una propuesta que hace poco había afirmado que
no era prioritario. Según dicha propuesta el referéndum se realizaría
simultáneamente con las elecciones de octubre de este año fecha en que se
realizarán las elecciones regionales y municipales. La Asamblea Constituyente estaría conformada
por 130 miembros y desarrollaría su labor paralelamente con el Congreso de la
República, es decir, tendríamos dos Parlamentos en funciones.
Según Pedro Castillo las principales razones para
cambiar la Carta Magna es por emerger durante
la dictadura fujimorista; no considerar como derechos fundamentales a la
educación y la salud e impedir el crecimiento y desarrollo nacional. Asimismo, porque
ata de manos al gobierno y es la causa principal de la deficiente labor que
desarrolla.
Planteado así el escenario surge la interrogante: ¿Es verdad que esta Carta Magna impide el crecimiento y desarrollo del país? ¿Es la causante de todos los males que aquejan al país y, por ende, es necesario cambiarla?
LA CARTA MAGNA: MATRIZ DE LAS LEYES DEL PAÍS
Antes de responder debemos tener en cuenta de que una Constitución Política no es un documento
cualquiera, es un documento normativo de suma trascendencia que construye y
consolida las estructuras sociales, económicas y políticas de nuestro Estado. Es
la matriz de todas las leyes nacionales y constituye el cimiento y guía de todo
el sistema republicano nacional, por tanto, su cambio se justificaría si su vigencia
fuera la causa del surgimiento de un escenario conflictivo gravísimo que dañe
el devenir normal del país y motive el unánime
y consciente clamor de la población por su derogatoria y la forja de una nueva
Carta Magna. Un contexto que los expertos denominan como “Momento, conciencia o
clima Constituyente”. Tan sólo en un contexto así, reiteramos, se justificaría un
cambio total de la actual Carta Magna. ¿El Perú vive este “Momento”?
Nuestra repuesta es: ¡No! Esto lo deducimos
por la posición absolutamente contradictoria y absurda del Presidente Pedro
Castillo que de manera reiterada e “incendiaria” pide en sus mítines públicos su
cambio achacándole ser la causante de todos los males que aquejan al país, pero
cuando se encuentra con diplomáticos y empresarios extranjeros (el último fue
el 23/04/22) afirmara rotundo: “El Perú es un destino seguro. Los
inversionistas de todos los países del mundo pueden venir a invertir aquí con
toda la libertad y la garantía que les da nuestra Constitución Política la cual
ha permitido nuestro crecimiento económico nuestro desarrollo y estabilidad política”. Contradicción y
torpeza absoluta.
No olvidando, además, que Pedro Castillo reconoce que no está capacitado
para gobernar y que “está aprendiendo a hacerlo”, siendo su ignorancia de la
gestión pública e incapacidad personal la causa de su mal gobierno evidenciado
por el incremento de la inseguridad ciudadana, desempleo, agudización de la
pobreza, alza del costo de vida, carencia de obras nacionales de envergadura,
incumplimiento de sus promesas, corrupción, incapacidad para resolver
conflictos sociales principalmente de los mineros y agrarios, entre otros males
nacionales. Es decir, no es la Carta Magna la causante de esto. Un
comportamiento que, por los demás, desprestigia a los partidos de izquierda
democrática peruana limitándoles su natural intención de gobernar algún día el
país, pero de manera eficiente, eficaz y sin corrupción, no como hoy.
¿CUÁLES SON LAS
NECESIDADES URGENTES A ATENDER?
Algo más, ¿Acaso la ciudadanía percibe hoy
como una necesidad urgente contar con una nueva Carta Magna? Según lo evidenciamos
todos los días y es graficado por la última encuesta de IPSOS Apoyo los
problemas que afligen terriblemente al país y que demandan urgente atención
son: la lucha contra la delincuencia (43
%); la lucha contra la corrupción (42 %); la generación de empleo y
reactivación económica (33 %) y después de otros problemas…viene, al último,… la
Asamblea Constituyente, con sólo el 7%. En conclusión, la Asamblea
Constituyente no es prioritaria. Hoy, no es la petición unánime y clamorosa del
pueblo.
Pero si lo es para el sentenciado por
corrupción y Jefe del partido “Perú Libre”, Vladimir Cerrón Rojas, el mismo que
en sus asambleas políticas partidarias sostiene: “LA IZQUIERDA TIENE EL
GOBIERNO, PERO NO TIENE EL PODER…PARA TENER EL PODER HAY QUE TENER EL CONTROL
DEL EJÉRCITO, DE LA POLICÍA, EL CONTROL
DEL CUERPO DE MAGISTRADOS, EL CONTROL DE LA BUROCRACIA ESTATAL Y EL
CONTROL DEL CLERO”. Un sueño de Vladimir Cerrón a cumplirse con una nueva Carta
Magna nacida de una Asamblea Constituyente o sea un proyecto de él y su
partido, pero no del anhelo unánime del pueblo peruano. Un sueño liquidador, propio
de un dictador, totalitario, avasallador de los principios democráticos y de
las instituciones tutelares del Estado, principios contenidos en su Ideario (Ideario
que el J.N.E. dejó pasar pese a ser antidemocrático) Una Asamblea Constituyente,
en fin, que Cerrón sueña manipular para orientarla hacia la concreción de sus
objetivos.
EN
CONCLUSIÓN:
Primero: En la
actualidad no existe el “Momento o conciencia Constituyente” para derogar la actual
Carta Magna y elaborar una nueva.
Segundo: La agobiante crisis en que se debate
el país se debe a la pésima gestión presidencial de Pedro Castillo y sus
partidos políticos: “Perú Libre” y “Partido Magisterial y Popular” los que
carecen de cuadros profesionales y técnicos idóneos y son corruptos, pero no es culpa de la
Carta Magna.
Tercero; La necesidad de una nueva Carta Magna debe
nacer de la necesidad perentoria del pueblo, es decir, de abajo hacia arriba y
no a la inversa.
Cuarto.- No debe ser impulsada por el
capricho del sentenciado por corrupción, Vladimir Cerrón, jefe del partido
político Perú Libre y presunto jefe de la banda criminal “Los Dinámicos del
Centro”; tampoco por un Presidente de la República y autoridades de su entorno que,
al parecer, no han leído la Carta Magna de allí sus absurdas y contradictorias declaraciones,
personajes que cuando son entrevistados por los periodistas no saben lo que se
debe cambiar ni presentan un modelo alternativo a la actual Carta Magna.
Quinto._ ¿La actual Carta Magna es perfecta y
por ende no debe ser cambiada jamás? No. Ella no es perfecta y puede ser
cambiada, pero para hacerla mejor; empero, no es el momento para ello. No es la
“divina panacea” solucionadora de todos los males del país y, más aún, precisamos
que por más que tengamos una Carta Magna magnifica y acorde con el interés
popular y nacional no será válida ni útil si no va acompañada de una
administración y gestión de un Presidente y un equipo de profesionales y
técnicos idóneos, requisito que, lamentablemente, hoy, no se da.
Finalmente,
coincidimos con quienes critican a esta Carta Magna por haber nacido durante la dictadura fujimorista y por tener
omisiones, aspectos negativos y ambigüedades, no acordes con el interés
nacional, pero debemos aceptar, también, honestamente, que posee varias normas
positivas. Todo un importante tema trascendente que analizaré en otra
oportunidad.