domingo, 5 de noviembre de 2017

La justicia campesina

Los ronderos castigaron a los facinerosos


Por: Dionicio Mantilla León

Hace unos días los medios dieron a conocer que en Chota, cuna de las rondas campesinas, se produjo un hecho a todas luces criticable. Un grupo de facinerosos que mantenían en jaque a la población habiendo robado 12 motos lineales fueron capturados por la policía, la misma que luego puso, con las pruebas del delito, a disposición del Fiscal, Alex Malca Hernández. Este, en un acto de incapacidad escandalosa, los liberó alegando “no haber sido capturados en flagrancia”.

Esto motivó para que las rondas campesinas y urbanas recapturaran a dos de ellos, pero esta vez aplicando su propia justicia, la otra justicia aquella que muchos detestan porque desean que no acabe la delincuencia. Los desnudaron, azotaron y descalzos los pasearon por las calles de la ciudad. Los ladrones confesaron su delito y entregaron lo robado (once motos lineales) siendo, nuevamente, puestos a disposición de la PNP. Posiblemente esto cause rechazo de algunas autoridades, pero para la colectividad es motivo de contento y, además, de decepción al ver la manera como los operadores formales de justicia fallan cuando por el maldito dinero, la cochina plata las autoridades se corrompen y no son sancionados como es el caso de este Fiscal inepto porque hasta hora sus superiores se pronuncian.

La inseguridad reinante en nuestro país jamás se va a eliminar mientras existan agentes operadores de justicia corruptos, incapaces y sinvergüenzas, impasibles ante la desgracia ajena y que con la corrupción y la incapacidad han construido un edificio de riqueza que es una burla a la comunidad

Felizmente que no son todos pues existen profesionales de la justicia probos y capaces que del honor, la responsabilidad y la honradez han hecho su bandera, pero, lamentablemente, son muy pocos. La mayoría se ríe del esfuerzo ciudadano por combatir la inseguridad. Una mayoría que mira a los ronderos como sus enemigos, como un muro de contención a su actuar corrupto por eso los combaten, los desprecian y por cualquier error por más pequeño que sea en que incurren los ronderos lo agrandan o magnifican luego los reprimen, los persiguen y los meten a la cárcel.

Ante el incesante incremento del índice de delincuencia y criminalidad en el país y la impotencia de las fuerzas policiales para detenerlas las rondas campesinas y urbanas surgen como una alternativa digna de ser tomada en cuenta por las autoridades del gobierno. Con la salvedad, que motiva una mayor admiración, de que ellas, al igual que los bomberos, brindan su servicio de manera voluntaria y gratuita y a pesar de ello son objeto de desprecio, pero no de los policías honestos de quienes son sus magníficos aliados.

Es hora de revalorar el accionar de las rondas. Es hora de que los congresistas y específicamente los de nuestra región fortalezcan la justicia ronderil proponiendo leyes que empoderen aún más a esta organización clarificando el artículo 149 de la Constitución Política reconociéndolas formalmente como “Instituciones de Justicia Campesina” en la jurisdicción rural y no sólo como elementos de apoyo. Debiendo disponer, además, que las instancias del Poder Judicial no sólo “coordinen” con ellas sino que los capaciten adecuadamente para evitar los excesos en que incurren los ronderos por desconocimiento de las leyes.

Asimismo, se debe reconocer a las Rondas Urbanas como brazo derecho voluntario de la policía y el serenazgo pues ellas aun no son reconocidas legalmente y son perseguidas por las autoridades. Sólo las tres instituciones unidas serían garantía de seguridad ciudadana.
Algunos congresistas en lugar de estar defendiendo a sus líderes corruptos, exhibiendo una escasa labor legislativa o atentando contra la democracia al prohibir la participación de los movimientos políticos locales en las próximas elecciones municipales, deben abocarse a legislar sobre temas trascendentes como el de la seguridad ciudadana en donde las rondas campesinas y urbanas desempeñan un rol muy importante.

Lamentablemente, para muchos es mejor lo intrascendente y ridículo al promover leyes como la que declara “El día de las iglesias evangélicas”, propuesta por la congresista fujimorista Karina Beteta como si los evangélicos necesitaran de un día especial para ser valorados.

Los ladrones devolvieron las once motos robadas