Por: Dionicio Mantilla León
El acontecimiento se produjo el jueves último en la mítica Bombonera de Buenos Aires. Se buscaba un triunfo o en el peor de los casos un empate y esto último se consiguió. Sí, un 0 a 0, pero con sabor a victoria. Y lo que se consiguió no fue poca cosa pues el rival no era cualquiera. Era Argentina que, junto con Brasil, son los eternos protagonistas de los mundiales de fútbol. Algo más, cuenta con uno de los mejores jugadores del mundo, Lionel Messi, la estrella del Barcelona, de España. Un personaje de primera, junto con Cristiano Ronaldo, del Real Madrid, por su fútbol veloz, mágico y habilidoso.
Sin embargo, el momento porque el viene viviendo, no el país, sino nuestro seleccionado de fútbol sirvió de poderoso dique de contención ante estos fenómenos deportivos de talla mundial. Un importante momento que no es gratuito pues es el resultado de una nueva manera de practicar el deporte rey, con mucha responsabilidad, mucha disciplina, perseverancia, y, sobre todo, grande amor por defender los colores patrios cualidad que fortalecen nuestra identidad y orgullo nacional. Galardones que la tarde de ese día brillaron con las “milagrosas” atajadas de Pedro Gallese a quien la FIFA, con toda justicia, ha reconocido como el mejor jugador de la fecha.
En esta ocasión es necesario enfatizar que la práctica correcta de cualquier disciplina deportiva sirve para moldear nuestros sentimientos y carácter encaminándolos por la senda no sólo del éxito sino de una vida saludable, positiva, optimista, coadyuvando a la forja de una personalidad alejada de la práctica de los desvalores, del ocio, la delincuencia y la criminalidad que es lo que viene agobiando a nuestra sociedad. Una esencia de vida que debe servir de referente para la niñez y juventud peruana.
Con cuanta alegría pudimos observar como nuestros niños y jóvenes en sus hogares, calles, y hasta las mismas instituciones educativas, vivieron los momentos cruciales, pero también los momentos felices del accionar mágico de nuestros compatriotas, sentimientos que van cimentando esa identidad nacional y orgullo peruanista que tanto necesitamos hoy. Sentimientos de angustia y alegría que se conjugan para fortalecer nuestro concepto de familia peruana.
Aún falta un trecho por recorrer. El encuentro con el hermano país de Colombia. Sin pecar de muy optimista, creo que, al parecer, el accionar será mejor considerando que estarán presente jugadores de la blanquiroja como Andrés Carrillo y nuestro crédito, Cristian Cueva, el trujillano-huamachuquino que pone corazón y vida cada vez que juega y hace unos goles mágicos, de película, como los que arranca de la lámpara maravillosa de Aladino.
Ojalá que nuestro paisano esté en su tarde y brille como los mejores, siendo la bisagra que una las puertas de la victoria que tanto anhelamos los peruanos, siendo el ariete de la vanguardia o de ataque del equipo que junto a Paolo Guerrero, Andrés Carrillo y Edinson Flores, nos asegure la victoria, victoria que servirá como un bálsamo para tantos sinsabores que nos traen nuestros políticos que lo único que saben hacer es constituirse en fabricantes de corrupción e incapacidad. Arriba Perú.!!!