Por: Dionicio Mantilla León
Los seres humanos en el devenir de su existencia requieren de modelos a quienes seguir, que les sirvan de faro orientador de sus vidas. Modelos a quien admirar por sus virtudes. Todos tenemos referentes siendo el primero de ellos nuestro Salvador, Jesucristo, crisol de valores morales, pero, sobre todo, de amor y sacrificio. Un modelo incomparable a seguir por todo el mundo cristiano.
Junto a él, existen, también, muchos varones y damas convertidos en símbolos de virtudes que reconocemos y valoramos. Uno de ellos fue un santo varón, un fraile de lejanas tierras, paradigma de humildad y fraternidad, de amor al prójimo y amante de la paz. Su nombre: Francisco de Asís
Un santo varón reconocido por toda la Humanidad sin distingo de credo religioso. Un personaje probo, humano como nosotros, pero extraordinario en su vivir. Modelo de una vida recta que nos acerca aún más a Dios. Un varón popularmente conocido en Huamachuco como “Taita Pancho”. Paradigma de una vida sin violencia, de austeridad y desapego a la opulencia.
Nacido en el pueblo de Asís, Italia, el 26 de noviembre de 1182, tuvo como verdadero nombre Francesco d` Assisi. Vio la primera luz de vida en un hogar adinerado en donde su padre era un próspero comerciante de telas. Insatisfecho con la vida de opulencia que recibía de sus padres el joven Francisco decidió entregarse al apostolado y a asumir una vida de austeridad y de servicio a los pobres. Cuando su país entró en conflicto bélico contra Alemania se enroló en el ejército papal; sin embargo, cuando marchaba a la guerra escuchó el llamado de Dios que le ordenaba regresar a Asís y dejar la vida de violencia para ponerse, más bien, al servicio de la paz, la humildad y la pobreza. Desde ese momento, cambió su vida y se dedicó a servir a los pobres, atender a los leprosos y a rehabilitar los templos cristianos.
En una oportunidad vendió los bienes de su padre para reconstruir un templo por lo que fue encadenado y encarcelado por su propio padre. Al ser liberado por su madre continuó siendo perseguido por su padre por lo que decidió entregar todos sus bienes proclamando que no tenía más que un padre: Dios, por lo que, con la ayuda de la iglesia, dejó de ser perseguido dedicándose a crear la Orden de los Franciscanos y luego, con la ayuda de Santa Clara, crea la Orden de las Clarisas y los Hermanos Menores, abocándose con fuerza a servir a los pobres, convirtiéndose en modelos de pobreza y humildad, así como a proteger el medio ambiente y a considerar a todo lo creado por Dios como sus hermanos por lo que es considerado el Santo de la naturaleza y la ecología.
Poco después, viaja al Oriente pretendiendo convertir al cristianismo a los gobernantes de Chipre y Egipto objetivo que no consiguió. Al regresar a su país crea el primer escenario representativo del pesebre navideño en la campiña de su pueblo. Por el profundo dolor que sentía al recordar el sacrificio de Jesús fue protagonista de un hecho misterioso: recibió los estigmas o señales de la crucifixión en manos, pies y costado lo que le producía un insoportable dolor. Por la profunda meditación al que se dedicaba muchas veces entró en éxtasis.
Cercano a su muerte crea el cántico “Hermano Sol y Hermana Muerte”. Por su propio deseo fue trasladado a una cabaña cercana al templo de la “Porcíuncula” que él contribuyó a reconstruir lugar donde murió un 3 de octubre del 1226, teniendo 44 años de edad. Su mensaje fue resumido a través del hermoso “Poema por la paz”.
En Huamachuco existe una hermandad que lleva el nombre del Santo Varón: San Francisco de Asís o “Taita Pancho” cuya festividad en su honor se organiza el 4 de octubre de cada año. Una institución laica que cumple una gran labor religiosa, social y de ayuda mutua.