Por: Dionicio Mantilla León
Y ganó PPK.Y ganó la democracia y la corriente popular de la anticorrupción y al anti narco estado. En suma, ganó el pueblo que busca, tal vez, no un cambio radical ni un gran cambio, debido a la ideología neoliberal del nuevo gobernante, pero si un cambio al fin y al cabo. Cambio de políticas, estrategias, operadores, funcionarios, ministros que hagan factible las propuestas planteadas por el flamante mandatario peruano.
Empero, los anuncios iniciales vienen provocando profunda extrañeza. Anuncios como el de conformar su primer gabinete ministerial con gente perteneciente a otros partidos por los cuales el pueblo no votó. Comentándose de la posibilidad de llamar para ocupar carteras ministeriales a un fujimorista, un nacionalista, un izquierdista y a un pepecista.
Posibilidades que esperamos carezcan de veracidad aunque una de ellas si lo es. Y lo es porque el mismo PPK lo ha expresado a través de los medios como es la eventual designación del economista, Jaime Saavedra, actual Ministro de Educación del régimen que ya se va. Un Ministro, que si bien ha tenido algunos aciertos, también ha tenido muchos desaciertos en la conducción de esta delicada cartera de la cual pueden dar fe muchos maestros.
Desaciertos como los de no haber logrado la elevación de la calidad educativa, no haber promovido el incremento del presupuesto para educación que sigue estancado en 3.5 %; mantener al maestro en una ubicación marginal en la estructura del sistema educativo con sueldos miserables, sin una idónea capacitación profesional y reivindicación profesional, y , sometido a evaluaciones injustas. Con profesores jubilados que perciben sueldos de hambre inferiores a 700 soles, con un FONAVI que se mezquina como si estuvieran haciendo un favor. Un Ministro de Educación que no oye las peticiones del magisterio, ni tampoco se hace eco de las recomendaciones hechas por entidades nacionales respetables como el SUTEP, Colegio de Profesores, Acuerdo Nacional, Foro Educativo, ni el Consejo Nacional de Educación.
De otro lado, nuestra educación pública sigue siendo prohibitiva para el pueblo, pues no es enteramente gratuita como tanto se dice; hay una gran carencia de infraestructura escolar; se sigue trabajando un currículum no acorde a los intereses nacionales o regionales; la jornada escolar completa, de la que tanto se ufana este gobierno, no es la más adecuada por no estar centrada en el interés del educando sino en el interés del gobierno; los almuerzos y desayunos escolares se siguen brindando con deficiencia; no existe una adecuada dotación de equipamiento de material didáctico a las Instituciones educativas públicas, entre muchas otras fallas más.
A todo ello tenemos que agregar que no existe ni siquiera la intención de elaborar un proyecto de análisis de la realidad educativa con participación de los maestros por ser sus agentes principales; se plantean innovaciones educativas tipo COAR(Colegios de Alto Rendimiento) elitistas y discriminatorias y que a pesar del tiempo transcurrido no se sabe si sus resultados son positivos; asimismo, los estudiantes que terminan la secundaria siguen siendo presa de la ambición lucrativa de academias pre universitarias evidenciando la mala preparación en dicho nivel educativo y la profunda y antigua brecha entre la secundaria y la superior. Seguimos dando vergüenza en las pruebas PISA por el bajísimo resultado obtenido en las evaluaciones de cada dos años a estudiantes del segundo grado de Primaria y segundo año de Secundaria.
Somos conscientes de que este desalentador cuadro no podrá ser cambiado de raíz por el nuevo gobierno por ser continuista; empero, puede hacerse alguna reforma, pero con un nuevo ministro. Un ministro que salga de las filas del mismo magisterio quien mejor que un maestro para liderar la recuperación de este sensible sector.
Invito a los dirigentes del SUTE Sánchez Carrión a meditar sobre lo afirmado y, si están de acuerdo con lo que aquí afirmo, les sugiero elaborar un pronunciamiento público y elevarlo a las instancias superiores del SUTEP para su conocimiento y tratamiento ante las instancias del nuevo gobierno.