Escribe: Dionicio Mantilla León
Estaba el equipo peruano en campo contrario cuando el jugador estrella recibió el balón de otro jugador estrella. Lo tomó con sus pies mágicos , giró sobre su eje, pasó el balón por entre las piernas (“huachita”) del rival que le salió a contener y, antes de que se acercaran otros dos adversarios, rodeó al primero lanzando luego un fuerte latigazo al balón el que salió disparado como refulgente bala que pasó imperceptible frente al arquero ecuatoriano quien atónito veía como ingresaba indetenible a su arco.
Habían transcurrido únicamente cinco minutos del primer tiempo del partido jugado el jueves 9 de junio cuando las tribunas rompieron en un estruendoso grito que parecía salido de lo más profundo del corazón: ¡Gooooool! amenazando romper las cuerdas bucales y los tímpanos de miles de aficionados no sólo peruanos sino de todas las latitudes de América asistentes al estadio de la Universidad de Phoenix de la ciudad de Boston, del coloso país del norte, EE.UU., que, en esta oportunidad, es el anfitrión de la “Copa América Centenario 2016”.
Y el tronante eco del grito de gol se repitió a lo largo y ancho de todos los medios televisivos y radiales del mundo lanzando mil elogios por la magnífica anotación hecha por Cristian Cueva popularmente conocido como “Aladino” aquel legendario personaje de los fantásticos cuentos de “Las mil y una noches” de lejanos países árabes, pero que, en esta oportunidad, no fue una lámpara maravillosa la que frotara para la aparición de algún fabuloso genio sino un balón tocado maravillosamente por los mágicos pies del mismo “Aladino” convertido, simultáneamente, en genio de fantasía.
Sí, fue Cristian Alberto Cueva Bravo, o mejor dicho “Aladino”, que con la magia de sus veloces pies viene brillando con luz propia en los estadios del mundo desde hace buen tiempo y, particularmente, integrando la selección nacional de fútbol con la cual viene participando en estos días en la “Copa América Centenario” siendo personaje de las mejores crónicas deportivas del mundo y, en nuestro país, devolviendo la esperanza de un resurgir del fútbol peruano.
Un resurgir que comienza a concretarse en la persona de un joven que un 23 de noviembre de 1991, naciera en Trujillo, pero que desde los dos años viviera en Huamachuco de donde son sus padres, Luis y Maqui, razón por la cual Aladino se siente más huamachuquino que trujillano, como el que habla. Aladino estudió en los centros educativos de Huamachuco junto a otros muchachos amantes del fútbol.
Cuenta su familia que durante la festividad patronal en honor a la Virgen de Alta Gracia, un 16 de agosto, fue invitado el equipo de la Universidad San Martín de Porres de Lima a jugar con la selección huamachuquina. En esa ocasión, la particular habilidad de Cristian llamó la atención del entrenador del equipo de menores del club limeño, quien lo invitó a jugar en el equipo que dirigía, club en el que comenzó a destacar nítidamente pasando al grupo adulto, de allí sería contratado sucesivamente por la Universidad César Vallejo, de Trujillo; Unión Española, de Chile; Rayo Vallecano, de España; Alianza Lima, del Perú; Toluca, de Méjico y, hace poco, el prestigioso equipo de Sao Paulo, de Brasil. Una meteórica carrera camino a la superación y al triunfo.
“HABLA ALADINO”
“Pido que no menosprecien el trabajo que hacemos. Me llena de mucha emoción jugar y ganar con mi selección. Vamos mejorando porque estamos creciendo. Somos jóvenes, pero tenemos hambre de gloria”, afirmaría rotundo a los medios el huamachuquino luego del partido contra Ecuador. “Viene Brasil, pero yo no voy a bajar los brazos. Esto aún no termina” _ agregaba optimista, palabras que cumpliera cabalmente el día en que el Perú compitiera con Brasil y en donde, nuevamente, descollara la magia de “Aladino” y que concluyera 1 a 0 poniendo fuera de carrera al gigante brasileño.
Ayer, jugó el equipo peruano contra Colombia dejando en el gramado todo el amor que tiene por la Patria, partido que terminara empatado cero a cero pasando al tiro de penales que concluyera 4 a 2 goles en favor de Colombia. En esta ocasión, fallaron Tapia y Aladino. Una falla que los peruanos lo sentimos profundamente particularmente por la del huamachuquino quien rompiera a llorar de impotencia e ira porque como él dice todos los jugadores tienen “hambre de gloria y amor” por la blanquiroja. Compartimos el sentimiento de Aladino, pero esto debe tomarse como una caída que permite un levantarse con mayor fuerza. Pensar que dos grandes como, Maradona y Messi, también fallaron tiros de penales, pero no se amilanaron y siguieron para adelante. ¡Aladino, ánimo y para adelante nomás camino a la gloria!
Sin lugar a dudas que Cristian Cueva se ha convertido en el nuevo referente del fútbol peruano tan alicaído en estos últimos tiempos por la falta de liderazgo deportivo. Hoy, el fútbol nacional cuenta con un magnífico heraldo que trae buenas nuevas del deporte de las multitudes y, sobre todo, buenos ejemplos de capacidad, dedicación, responsabilidad y de reconocido amor por la Patria a la que debemos servir en todos los campos. Valores poco practicados hoy por otros deportistas envueltos en la mediocridad y en los escándalos. Valores que habrán de constituirse en ejemplo para la juventud nacional.