lunes, 28 de septiembre de 2015

Curgos: el distrito más pobre del Perú vive sin agua potable

En La Libertad. La mitad de la población de este distrito ubicado en la provincia de Sánchez Carrión recibe agua sin tratar. El resto debe recoger el líquido de manantiales y quebradas. El 70% de habitantes no tiene desagüe. Los ministerios no responden a todas sus demandas. Los niños estudian entre muchas carencias.

EL MANANTIAL  La mitad de la población de Curgos obtiene agua no potable de las lagunas y las quebradas. Esa es la rutina de Máximo Carranza, de Corral Colorado.
EL MANANTIAL La mitad de la población de Curgos obtiene agua no potable de las lagunas y las quebradas. Esa es la rutina de Máximo Carranza, de Corral Colorado. FOTOS:LUIS CENTURIÓN. 

Escribe: Milagros Berríos

Enviada especial a Curgos

Cuando el tío de Máximo Carranza iba a morir, hizo un pedido: beber agua del Shirak.

El deseo llegó hasta su casa en las alturas del distrito de Curgos, a 40 minutos de la ciudad de Huamachuco, en La Libertad. Ese líquido solo aceleraría la anunciada despedida. Le restaría sufrimiento.

Nadie lo pudo confirmar. El hombre solo bebió y murió.

"Pero otros lo toman para volver a vivir", aclara Máximo de 65 años. En la mano lleva un viejo envase con agua del manantial el Shirak, esa que alguna vez tomó su tío y que ahora también recoge su nieto.

¿Qué tiene de especial lo que –a simple vista– es un pequeño puquio? Tiene agua en una zona donde siempre falta.

A más de 3.000 m s.n.m., los eucaliptos esconden el manantial el Shirak que abastece de agua al caserío Corral Colorado, en Curgos, el distrito más pobre del país, según el último mapa de la pobreza del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

Como invitados a una fiesta silenciosa, los pobladores se reúnen alrededor del agua a la que otorgan propiedades curativas. A cada hora descienden unos metros, llenan envases, retornan a su hogar. Es la rutina que la mitad de Curgos usa al no existir los grifos, las tuberías o los modernos sistemas de tratamiento. El manantial tiene el nombre de una planta andina que lo acompaña. Su agua subterránea no es exclusividad de los pobladores de Corral Colorado: también la consumen los animales. Máximo lo admite sin sorpresa y apunta hacia las huellas que lo rodean. Junior, su nieto, acomoda otro envase.

Si esa situación se replica en el 50% de Curgos, en la otra mitad no hay más suerte. El recurso llega a través de tubos, pero solo por horas o días. Recibir agua de manera regular es un privilegio que nadie tiene.

Si el Shirak abastece a un pequeño caserío, a gran parte de Curgos lo alimenta la laguna Cushuro. De allí el agua nace y se transporta por tuberías hacia zonas cercanas. No recibe ningún tratamiento químico. Eventualmente, solo se aplican técnicas de cloración.

Este distrito de la serranía tiene 15 caseríos y la mayoría está en zonas rurales. Son cerca de 9 mil personas que viven a 16 horas de Lima y que nunca han recibido agua potable.

El presidente integral de la Junta Administradora de Servicio y Saneamiento (JASS), Rubén Carranza, advierte que las peleas por el agua ya empezaron. En el pueblo de Piogán, quien madruga obtiene dos o tres baldes del líquido. El que demora ya no encuentra nada, debe esperar la solidaridad del vecino, debe pedir que le regalen agua. Otros aguardan a que el fluido se asiente en la tierra para recogerlo con un plato.

LUZ PARA ESTUDIAR

Hoy no hay agua en Pampa El Hueso. Tampoco hay luz.

En el único salón de clases de este caserío, las puertas siempre están abiertas. Si las cierran, los estudiantes de 3, 4 y 5 años simplemente se quedan en tinieblas. No sería algo nuevo para los 13 pequeños que viven entre velas y cocinas a leña . Pero ya quieren electricidad, luz, aunque sea un foco, porque "ya no pueden dormir con la oscuridad", dicen.

Esta zona, ubicada a 3.500 m s.n.m., también depende de los manantiales, no tiene desagüe (como el 70 % de Curgos), tampoco luz. Este último servicio sí está presente en gran parte del distrito a través de un plan de electrificación rural.

Si el Programa No Escolarizado de Educación Inicial (Pronoei) no funcionaba este año en ese caserío, los niños deberían caminar una hora hasta el colegio más cercano.
Para la alumna Mariliz, la pobreza "es un animal". Su mamá mira el pequeño cuerpo de 4 años y cuenta que su "niñasha" no llega al peso, ni a la talla que le dijo el doctor. "La gripe tampoco la deja", dice.

Los amigos de Mariliz insisten: quieren luz para escribir. También, agua para "lavarse, hacer adobes y cocinar".

Las mejillas rojizas alcanzan el color de los uniformes. Las ojotas exhiben esos dedos diminutos, libres, quemados por el frío. La tierra que cubre el piso intenta ocultarlos.
La meta ahora es que este Pronoei llegue a 15 alumnos. Así podrían gestionar recursos para su infraestructura, aulas y servicios básicos. En tanto, todo lo que tienen depende de los padres y del gobierno local.

En el caserío Querobal, a 20 minutos del centro de Curgos, el colegio primario funciona entre adobes, un cerco caído y la exposición de los animales de la casa vecina. Un muro inclinado amenaza y pone en riesgo a más de 80 estudiantes.

Solo hay dos maestros: uno para primero y segundo; otro para tercero y cuarto. El director atiende quinto y sexto. "Se multiplican", dice Marcelino Blas, presidente de la Apafa.
En Curgos, la población más grande se concentra en los niños de 1 a 14 años. Son más de 2 mil 830 menores que tienen como principales problemas de salud la desnutrición crónica y la parasitosis por consumir el agua sin hervir, según información de los colegios y de la posta médica.

"No hay deserción, pero sí baja nutrición. El ritmo de aprendizaje es lento porque su organismo no lo permite. El Ministerio de Educación dice que hay que cumplir metas y unidades de aprendizaje, pero no se puede avanzar con facilidad", comenta la profesora Angelita, del colegio público 80138 Abelardo Gamarra, del centro de Curgos. Allí hay más de 500 alumnos de primaria y cerca de 30 por sección.

Un poblador resume la lógica de la alimentación: aquí no hay pasto, no hay vacas, no hay leche. Los niños la necesitan.

Problema de la tierra

Es un ciclo perverso el que persigue a Curgos. Si el agua no llega a las casas, usan las lagunas. Estas dependen de las lluvias, pero en el distrito son escasas.
Si no hay lluvia, no hay pasto. Y si llueve, este crece con timidez. Así, el espacio resulta insuficiente para los animales. Por eso no hay muchas vacas. Por eso los campesinos deben comprar leche enlatada.

Apuestan por la agricultura en un distrito donde llueve 4 meses al año y su suelo –poco fértil– necesita abono artificial.

En un año, no hay más de dos cosechas de papa, el principal producto de Curgos. Después de la larga espera, el resultado se distribuye en el consumo y la semilla. Solo lo que sobra Se utiliza en la venta.

Los agricultores de Querobal hacen sumas, restas y el resultado los desalienta, mas no los resigna. Un saco de abono, que alcanza para un surco, cuesta 7 soles. Una arroba de papa (más de 11 kilos) la venden a 3 soles. Es una actividad de subsistencia que les lleva alimentación a su hogar.

Y siguen las cuentas. Las madres de este caserío calculan que, en promedio, una familia de seis integrantes gasta entre 80 y 100 soles mensuales para pagar luz, medicinas, útiles escolares y otros servicios.

Otros pendientes

"Aquí no hay personas ricas, solo hay menos pobres", dice Lucas Carranza (49) mientras chaccha coca y los pedazos se le impregnan en los labios.

En las mañanas, el sol enrojece las mejillas. Por las noches, al distrito le falta luz. A cualquier hora, sobra silencio.

En Progreso, como se llama una de las principales calles, las casas de adobe y tapial resguardan a sus ocupantes, en su mayoría, agricultores. Adentro hay luz, no hay internet, algunos poseen celulares, otros televisores blanco y negro.

La posta principal Walter Velarde tiene menos de 5 profesionales y un médico que trabajará solo hasta fin de mes. En la comisaría hay 8 efectivos para más de 99 kilómetros cuadrados. Solo tienen una moto. En cada caserío hay un colegio primario. En el distrito son 5 los colegios de secundaria. No hay institutos de educación superior.

A las vías que pasan por Curgos las llaman caminos viales y no carreteras. No son reconocidos por el gobierno nacional, regional, ni provincial, aunque lo conecte con otros distritos. Eso hace que el mantenimiento esté a cargo del gobierno local y su presupuesto. Los caminos son de trocha.

¿Por qué le pasa esto a Curgos? El alcalde Matías Enríquez explica que en este distrito no se han trabajado proyectos con estudios de sostenibilidad que permitan implementar sistemas y abastecer a esta población que, en un 80%, no cuenta con servicios básicos.

En menos de un año que lleva en el cargo ha presentado 22 proyectos vinculados al servicio de alcantarillado, agua potable, infraestructura educativa, transitabilidad. La mayoría llegó al Ministerio de Vivienda, también al de Educación, Energía y Minas y al gobierno regional. Solo tres fueron atendidos con firma de convenio y se llegarán a ejecutar. El resto está a la espera. Contra su voluntad, Curgos tendrá que esperar.

Entre las propuestas del gobierno local está el elaborar un sistema de captación, conducción, almacenamiento, la construcción de un reservorio y la distribución del agua tratada hacia los domicilios. En el mejor de los escenarios estaría en dos años. Las casas podrían tener caños y unidades básicas de saneamiento. El presupuesto del municipio distrital no alcanza y ahora busca apoyo del gobierno regional, provincial y central. La propuesta ya está hecha. ¿Cuándo Curgos tendrá agua potable?

Enfoque

Walter Mendoza
Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)-Perú

La pobreza que mide este mapa solo es la monetaria. En ese sentido, una persona es pobre monetaria cuando reside en un hogar cuyo gasto mensual es menor al de una canasta básica familiar.

Cerca del 97% de la población de Curgos está en condición de pobreza. El patrón de referencia es la canasta básica, que se elabora a través de la encuesta de hogares y otras variables.

Hay otros tipos de pobreza y el problema es la interpretación. Esta es una herramienta perfectible, con limitaciones, pero es la mejor estimación posible con la información que se dispone.

Si medimos necesidades insatisfechas, infraestructura y otros factores probablemente haya otros distritos más pobres, pero Curgos estaría entre los primeros.
Hay muchos Curgos en el país. De hecho, cuando señalan los 20 primeros distritos es solo un valor referencial.

Hay otras formas de medir la pobreza, que utiliza dimensiones y criterios como la medida de necesidades básicas insatisfechas.(la república)