lunes, 3 de febrero de 2014

Un buen alcalde debe ser honesto, humilde, dinámico y transparente


Un buen alcalde de un distrito o provincia tiene que ser honesto, muy dinámico, concertador, humilde y sobre todo muy transparente. Una persona que debe saber gestionar, ser un buen árbitro, ya que tendrá que tomar decisiones sobre “prioridades” en de la ejecución de las obras. Ser fiel con las metas (proyectos) pero realista respecto a las formas de lograrlo, y que las inversiones no sean “obras de arte” sino inversiones prácticas, que duren años y admirado por la población.

Hago este comentario porque este año en nuestro país son las elecciones municipales y regionales programadas para el domingo 05 de octubre del presente año y no quiero que la población se lamenten cuando elijan a sus autoridades por 4 años, para esto le damos algunas pautas para que el elector no se equivoquen y seleccionen al mejor candidato. Por eso es importante exigir y leer su hoja de vida y antecedentes.

Un alcalde tiene que saber rodearse, delegar, confiar en su equipo y funcionarios, con el fin de asegurarse el mayor tiempo posible para desarrollar las labores anteriormente citadas. Un alcalde debe tener habilidades de comunicación, especialmente la capacidad de escuchar. Debido a características de buen alcalde la venta de visión de futuro a los demás, debe tener excelentes habilidades de comunicación para persuadir a los demás por encima de él para moverse en la dirección que él desea, sino que debe convencer a otros a unirse a él en su visión.

El alcalde es una personalidad democrática y dinámica, que mantiene un estrecho contacto con la ciudadanía evitando las actitudes clientelares o paternalistas, que no teme discrepar y que actúa como un educador, enseñando con el ejemplo. Se rodea de técnicos capaces y motivados que no son necesariamente ni sus amigos, ni sus seguidores. Prefiere un buen funcionario competente y capaz incluso de criticarlo, a un mediocre e incondicional seguidor. Estos casos se ven en los municipios y gobiernos regionales, gente incapaz y oportunista, esto debe culminar.

Debe tener una visión estratégica de largo plazo de los problemas locales, más allá de las fronteras de su propia gestión. Intenta resolver los problemas utilizando tanto los recursos municipales como movilizando a la comunidad local. Los funcionarios, que encabezan las direcciones, departamentos o reparticiones de la municipalidad, constituyen un conjunto de técnicos capaces y motivados, algunos de los cuales han sido traídos por el alcalde, otros son funcionarios de mayor antigüedad.

Entre ellos, hay algunos con alta creatividad, capaces de proponer nuevas y audaces ideas para enfrentar los problemas locales. Otros son excelentes ejecutores, minuciosos y exigentes. En conjunto constituyen buenos equipos de trabajo capaces de discutir abiertamente y sin tapujos los más difíciles asuntos y llegar a acuerdos positivos bajo la conducción del alcalde. No tienen temor a los contactos con la comunidad; al contrario, los buscan y se nutren de éstos.

Como los recursos son escasos, debe ver una buena administración financiera que persigue que los ciudadanos y empresas paguen sus tributos y, sobre todo, hay una política agresiva de búsqueda de recursos externos basada en la elaboración de proyectos y la movilización de recursos de la comunidad.

Un alcalde tiene que saber trabajar y colaborar con la oposición tratando de llegar a un consenso amplio en todos los proyectos. Estas son algunas recetas para un buen alcalde que en verdad quiera el desarrollo de su ciudad o su pueblo, no solamente deseen postular o llegar a la alcaldía para enriquecerse y trabajar solamente para él, su grupo y amigos. Tiene que ser ejemplo y siempre debe buscar el bien común de la sociedad. 

Por: Mg. Jorge Apolitano Rodríguez