El jefe de Estado tildó directamente de mentiroso al antecesor de René Cornejo,mientras que la primera dama se ha referido a aquél de muy mala manera.
Inestabilidad en gobierno central.| Foto. Referencial
Cuando parecía que la tormenta política que desembocó en la renuncia de César Villanueva al premierato ya había amainado, ayer el presidente Ollanta Humala y su esposa se encargaron de reactivar la polémica. El jefe de Estado tildó directamente de mentiroso al antecesor de René Cornejo, mientras que la primera dama se ha referido a aquél de muy mala manera.
Hemos leído la entrevista que brindó Villanueva tras su renuncia, y nos parece que se maneja en términos muy caballerosos. Como no puede ser de otro modo, contesta a las preguntas y admite lo que es inocultable: la injerencia de Nadine Heredia en el episodio que precipitó su salida. Eso no es una mentira: lo vio todo el mundo el jueves de la semana pasada porque Heredia opinó públicamente sobre el tema del sueldo mínimo vital.
Por tanto, afirmar –como lo ha hecho el jefe de Estado– que Villanueva “en algunos casos ha faltado a la verdad” significa un maltrato y una mezquindad. Que la primera dama complemente la especulación de su esposo acerca del
presunto futuro político del ex premier –“la aventura política que vaya a emprender”–, ratifica que ella hace todo lo posible para tener la última palabra. Algo que lamentamos.
Si Villanueva lo planea, está en el legítimo derecho de participar en política. No merece esa descalificación socarrona y sibilina. El calificativo de “aventura” rebaja y caricaturiza su labor en el gabinete. Además, si, como asegura Humala,
“en algunos casos ha faltado a la verdad”, pues debió exigirle él mismo su renuncia antes de que la crisis estallara.
El país no está para más controversias. En lugar de rechazar el llamado a su vacancia que plantean irresponsablemente los sectores más oscuramente pro golpistas de este país, se pierde valioso tiempo en acusaciones sin fondo. No queremos que el presidente de la república se desembarace de su esposa. Lo que pretendemos es que controle la situación dada la investidura de su cargo. Y que trabaje por consolidar las instituciones, bastante melladas ya por las injerencias que permite.(la industria)