En el colmo de la desfachatez: pelota vasca es un deporte sin arrastre en Trujillo y que, como “nadie iba a asistir a verlo”, mejor que se vaya a Lima
Actividades deportivas inician el 16 de noviembre| Foto referencial
Trujillo. Nos llama muchísimo la atención que el presidente del comité organizador de los Juegos Bolivarianos en Trujillo, José Castagnola Sánchez, haya minimizado el hecho de que los deportistas nacionales y extranjeros que vendrán a participar en ese certamen deportivo no se albergarán en la Villa Boliviariana, cuyas obras muestran atrasos y no estarán listas para el próximo mes de noviembre. Es más, el dirigente sostuvo que esos Juegos “nunca han tenido Villa Bolivariana”.
Sin embargo, le queremos advertir al señor Castagnola que para la realización de los anteriores Juegos Bolivarianos en Sucre, Bolivia, edición 16ª de esa competencia, abrió sus puertas la Villa Bolivariana. Situada en la zona Garcilaso de esa ciudad boliviana, la obra culminada en noviembre del 2009 –cuatro días antes de inaugurarse los Juegos– comprendió dos bloques de edificios, los primeros en ser edificados para una justa bolivariana. Cada bloque constaba de dormitorios, baños privados, roperos, mesas de noche y camas; además, espacios sociales de convivencia, salas de estar y de reuniones en cada nivel de piso, servicios de internet y telefonía y espacios verdes.
Con un total de 172 habitaciones y una capacidad de alojar a 464 personas, era obvio que los demás participantes fueron instalados en hoteles u otro tipo de albergues. Pero Sucre cumplió. Contando con una situación financiera más favorable, Trujillo no lo hizo. Constituye eso un vergonzoso episodio que no podemos pasar por alto, justificar ni comprender.
Que sea políticamente correcto exhibir una sonrisa, dar una palmadita en la espalda y descomprimir el malestar, es otra cosa. En el Perú de hoy, que todo lo permite y todo lo pasa por agua tibia, es comprensible que esa sea ahora la actitud colectiva. Sin embargo, no podemos desconocer que ha habido severas fallas organizativas cuyas responsabilidades alcanzan tanto a la Municipalidad Provincial de Trujillo y sus funcionarios, como a los organizadores de la parte local de los Juegos.
De modo que no nos prestemos, mejor, al ejercicio hipócrita de tapar el sol con un dedo y negar lo evidente: se ha fracasado –se argüirá que parcialmente– en diversos aspectos. Prueba de lo que sostenemos es que otros cuatro deportes que se iban a disputar en Trujillo ahora serán llevados a Lima.
En el colmo de la desfachatez, se dice ahora que pelota vasca es un deporte sin arrastre en Trujillo y que, como “nadie iba a asistir a verlo”, mejor que se vaya a Lima y no pasa nada. Existía, empero, un compromiso antelado de organizarlo acá. Si ahora algunos genios descubren que “no pasa nada” con los pelotaris extranjeros que sí venían a jugar ese deporte en Trujillo, dando lo mejor de sí, mejor hubiera sido renunciar a su organización desde un inicio.
No ahora, porque se proyecta una imagen de desidia y poco profesionalismo. No creemos que se piense igual en el ámbito golfístico local, donde hay probablemente una reducida afición –pero afición al fin– ilusionada en ver a los mejores representantes de ese deporte en la región.
En suma, se ha cometido un papelón, y hay quienes alientan mirar al techo y silbar. La política del avestruz debe ser desterrada por completo, sobre todo de una actividad sana como el deporte. Persistir en esa actitud es profundizar nuestras taras sin liberarse de ellas.(la industria)