jueves, 27 de junio de 2013

Lucha antidrogas en nuestra región

Insumos químicos para elaborar drogas, provienen del Alto Huallaga| archivo
Insumos químicos para elaborar drogas, provienen del Alto Huallaga| archivo

La Fiscalía Provincial Especializada en Delitos de Tráfico Ilícito de Drogas, investiga 250 casos de microcomercialización de PBC

La Libertad. El doctor Manuel Malpartida Solano, titular de la Fiscalía Provincial Especializada en Delitos de Tráfico Ilícito de Drogas, acaba de revelar que su despacho investiga 250 casos de macrocomercialización de pasta básica de cocaína (PBC), clorhidrato de cocaína, marihuana e insumos químicos para elaborar esas drogas sustancias, provenientes del Alto Huallaga.

No es que el Ministerio Público investigue entonces casos menores de microcomercialización de PBC, episodios pequeños que abundan en la ciudad de Trujillo. Estamos hablando de cantidades considerables de drogas y precursores que sirven para la elaboración de esos productos ilegales.

El narcotráfico en Trujillo siempre se ha movido más discretamente que en otras ciudades del interior del país. Desde la muerte violenta de Perciles Sánchez Paredes, en 1991, no ha habido una cara visible del narcotráfico con un alto perfil que utilizara a localidades de la región como plataforma para sus
actividades ilegales.

Los otros personajes de los que se tienen sospechas y certezas se han sacudido de esa mala imagen y se han mudado a Lima o a otras ciudades donde su (mala) fama ha disminuido. Se han “licuado” entre cientos de casos, en un escenario en el que saben que los reflectores no se colocarán sobre
ellos.

Los otros narcotraficantes que han surgido en los últimos años mantienen un perfil bajísimo. Pocos los conocen. Se sabe de ellos, a duras penas, que operan sobre todo en Pataz, Huamachuco, Santiago de Chuco y Otuzco. La ruta de la
droga tiene entonces vía libre, custodiada por malos policías que les brindan protección y discreción.

Pero de cuando en cuando se dan golpes al narcotráfico, como hace unos años en que apareció un alijo de cocaína flotando frente al mar de Puerto Morín. Se evidenciaba de ese modo que el litoral liberteño también constituye una ruta
activa para el narcotráfico.

Las dificultades que enfrenta el Ministerio Público para resolver esos casos tienen que ver, en su mayor parte, con la autoinculpación de los detenidos para evitar venganzas de muerte. Sabemos que las reglas del debido proceso impiden muchas veces que se revelen detalles de las investigaciones. Pero el Ministerio Público necesita divulgar cuáles son esos casos para que haya una efectiva lucha contra el tráfico de drogas en el país.

Si hay una adecuada divulgación de los casos que se investigan, todos ganaríamos como sociedad. Se conseguiría de ese modo descabezar a muchas empresas que actúan bajo una fachada aparentemente legal, legitimadas por un sistema que debe ser reconvertido y merece ser desenmascarado.(la industria)