sábado, 12 de enero de 2013

Humala ya está vacunado


Por: César Lévano

La extrema derecha peruana ha puesto el grito en el techo (al cielo no tiene acceso) por el viaje del Presidente Ollanta Humala a La Habana. Parece temer que el mandatario peruano se contagie de chavismo, en el supuesto de que visite al Presidente de Venezuela en el hospital habanero donde está internado.

Ollanta Humala viaja a Cuba para avalar a Hugo Chávez”, titula en primera página el diario Perú 21.

Temor absurdo –o fingido–. La derecha peruana sabe que tiene el poder en sus manos, a través del ministro de Economía, Luis Castilla, y varios ministros más. La renuncia obligada de Humberto Campodónico a la presidencia de PetroPerú es una prueba contundente. El ministro de energía, Jorge Merino, maneja ese portafolio al compás de Castilla y de las grandes petroleras.

Oficialmente se ha anunciado que el viaje de Humala se relaciona con la firma de convenios bilaterales entre Cuba y el Perú. Al retorno del Presidente se podrán precisar alcances de esos documentos.

Discutible es que Humala vaya a La Habana para estrechar la mano de Chávez. Si ocurriera, ¿bastaría eso para un contagio ideológico?

Se sabe que los médicos cubanos cuidan el estricto aislamiento de Chávez por razones de salud. Si la situación del paciente no fuera grave y estuviera en condiciones de acoger a varios gobernantes, entonces le hubiera sido fácil interrumpir el tratamiento por unas horas y acudir a Caracas a prestar juramento para su nuevo periodo presidencial.

Eso no ha ocurrido. El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela sentenció que no era necesaria una nueva toma de posesión debido a que el gobernante es reelecto.

Por supuesto que la oposición venezolana no se va a calmar con esa salida. La derecha continental, dirigida por la batuta imperialista, va a intentar un jaque perpetuo. Para desventura de esos sectores, los ciudadanos de la patria de Bolívar demostraron ayer, masivamente, su respaldo a la decisión del Tribunal Supremo.

Días atrás, lanzamos la conjetura de que, al no poder jurar Chávez el jueves 10, se convocara a nuevas elecciones. En ese caso, escribimos, el Partido Socialista Unido, el partido de Chávez, vencería por un margen superior al obtenido en las elecciones de octubre. Es posible que eso lo calcularan también los gringos.

En el supuesto así planteado, el vicepresidente Nicolás Maduro, brazo derecho de Chávez, hubiera sido elegido Presidente. Chávez, restablecido, podría ser entonces el poder real y, luego, aspirar a una nueva reelección.

El Tribunal Supremo venezolano ha dispuesto otra cosa. Es, en todo caso, un asunto que Venezuela resuelve soberanamente. Lo que hay que desear es que Chávez se restablezca y que el proceso histórico venezolano se desarrolle en paz, sin interferencias foráneas.
(la primera)