jueves, 10 de enero de 2013

El Frontón en la memoria


Por: César Lévano

El Ministerio Público presentó el jueves 3 de este mes acusación fiscal para un juicio que podría comprender –debería comprender– a Alan García y Agustín Mantilla. Todo indica que el entonces Presidente de la República Alan García ordenó esa matanza.

Se ha indicado que el expediente del caso incluye un documento del personal militar destacado en El Frontón enviado al Comando Conjunto de la Fuerza Armada el 30 de junio de 1986, al día siguiente de la masacre. Los firmantes declaran que hicieron lo que el presidente García ordenó.

Más de una vez he citado un testimonio abrumador que refrenda la declaración de los oficiales. Es la carta que el periodista de derechas Mario Miglio dirigió a Alberto Sakuda, director del diario La República, el 7 de noviembre de 1990. La epístola ha sido incluida en el libro Mi paso por el periodismo de Miglio (editorial Realidades S.A., Lima 2000).

Miglio se refiere primero “a las declaraciones del diputado Ernesto Gamarra Olivares formuladas anoche en la Cámara de Diputados sobre la conversación que sostuviera con el señor Nicanor Gonzales y que publica hoy el diario de su digna dirección”.

El periodista continúa así:

“Al respecto quiero manifestar que yo también conozco la misma versión de labios del propio señor Gonzales sobre las llamadas telefónicas que hizo el expresidente García Pérez, desde Palacio de Gobierno, la noche de los condenables sucesos que culminaron con el asesinato masivo de los reclusos de Lurigancho y El Frontón.

“Escuché la versión del señor Gonzales hace más de tres años, en una reunión social y en compañía de otras personas. En esa oportunidad el señor Gonzales afirmó que había registrado el hecho en previsión de lo que podría ocurrir. No recuerdo si mencionó un casete o un documento escrito, pero sí, que añadió que lo había depositado en una Notaría Pública.

“Creo, asimismo, pertinente relatar otro episodio sobre el mismo tema que corroboraría la actitud del expresidente García Pérez en la víspera de la masacre. La noche del 18 de junio de 1986, estando yo de visita en la ciudad de Washington, recibí desde Nueva York una llamada telefónica a través de la cual me enteré del motín en los penales y de la decisión del gobierno de emplear la violencia contra los reclusos esa misma noche. La persona que me llamó desde Nueva York es un amigo y destacada figura política. No recuerdo con precisión las frases que utilizó pero ellas me hicieron suponer que se procedería a la liquidación de los reclusos”.

La misiva informa que el amigo que telefoneó desde Nueva York se basaba en una revelación que le había dado desde Lima el ministro de Justicia, Luis Gonzales Posada. Ulteriormente, Miglio indicó que “la destacada figura política” era Manuel Ulloa.

El dedo índice de la justicia y de la historia apunta, pues, a Alan García. (la primera)