miércoles, 11 de abril de 2012

REFLEXIONES DE SEMANA SANTA


Por: Luis Peña Rebaza

Lic. en Educación

luisprebaza1@hotmail.com

Evocar la vida, pasión y muerte de Jesucristo nos permite reflexionar acerca de la subsistencia de aquella doctrina y legado que predicara tan maravilloso hombre. Una novedosa religión que empezó a difundirse entre los pobres y desheredados del Oriente, pero que al pasar a Occidente, a Roma, se convierte en religión de emperadores y príncipes, perdiendo con ello y al decir del Mahatma Gandhi, su esencia social y liberadora.

Y así como evocamos a los primeros cristianos arrojados a las fieras en el circo romano, también no debemos olvidar a la Santa Inquisición, aquella que ordenó quemar libros y condenó a la hoguera a científicos como Galileo Galilei. Evocar a un noble santo llamado San Francisco de Asís, cuyo mensaje iba a irradiar fe, amor y esperanza en el mundo, pero también a un Tomas de Torquemada, confesor de Isabel la Católica, que expulsaba judíos y quemaba herejes en la España de mediados del siglo XV.

Acerca de las iglesias protestantes, cito el caso del sabio Miguel Servet, juzgado y condenado a muerte por los calvinistas en Ginebra, y para quien el concepto de cristianismo era cercano al panteísmo. Cristo está en todas las cosas. El mundo está lleno con él, decía. Mostrándose también contrario al bautismo de los niños, puesto que el bautismo debe ser un acto maduro y consciente. Sobre la edad adecuada para recibirlo, sugirió seguir el ejemplo de Jesús que fue bautizado cerca de los treinta años.
Muchos sacerdotes inmolaron su vida llevando la fe cristiana a remotas regiones del mundo, mientras ciertas jerarquías eclesiásticas se alineaban al poder de turno y hacían el saludo fascista durante la Guerra Civil Española.

Frente a Papas como Benedicto IX, ¡por increíble que parezca designado Papa con apenas 12 años!, previo convenio monetario con las poderosas familias reinantes en Roma. "Ese desventurado, desde el inicio de su pontificado hasta el final de su existencia, se regocijó en la inmoralidad" exclamó de él San Pedro Damiano, Durante su mandato se incrementaron los asesinatos y adulterios. O Alejandro VI, de la poderosa familia de los Borgia, que envenenaba sistemáticamente a los cardenales y probables rivales, además tuvo 9 hijos ilegítimos y cometió incesto con su hija Lucrecia, la hermana del inescrupuloso Cesar Borgia, cuya vida inspiró a Macchiavello a escribir "El Príncipe"; tuvimos a Papas como Juan XXIII, “El Papa Bueno”, Angelo Roncalli, con cuyo mensaje empieza la renovación, la puesta al día, el "aggiornamento" de la iglesia para convertirla en una institución moderna y acorde con las transformaciones, centrando la problemática social en características objetivas de la sociedad y no solo en aspectos subjetivos y mentales, Asimismo Paulo VI, Giovanni Montini y su famosa su encíclica "Populorum Progressio", "Por el Desarrollo de los Pueblos", donde denuncia que el desequilibrio entre países ricos y pobres se va agravando, critica al neocolonialismo y afirma el derecho de todos los pueblos al bienestar.

¿Qué persiste luego de casi dos mil años del sacrificio de Jesucristo?

Sin duda aun muchísimo. La esperanza, la ilusión y la fe de que pese a todos los errores y horrores cometidos por los hombres, la vida es hermosa y digna de vivirse, y en donde el cariño y amor entre los seres, la solidaridad entre unos y otros permita que cada día tratemos de ser más humanos en la amplia expresión del término.