Por: Elizabeth Prado
Clamor popular. Gritos de “¡Cierre el Congreso!” se oyeron con fuerza cuando el mandatario llegó a la parada militar en la Av. Brasil y cuando se retiró en vehículo descubierto por esa misma vía. Sucedió lo mismo en el Hipódromo de Monterrico.
Tan pronto el presidente Martín Vizcarra ingresó a la avenida Brasil en vehículo descubierto para asistir al tradicional desfile cívico militar del 29 de julio, el grito que brotó de ambos lados de esta arteria fue: “¡Presidente, cierre el Congreso! ¡Bote a los corruptos!”.
A la altura del Hospital de Policía y el Hospital Militar, la demanda volvió a tomar fuerza. Unos con banderitas bicolor en mano y otros con sus niños en brazos hacían esfuerzos para que el pedido sea claramente escuchado y entendido por el mandatario, quien respondía el clamor con una sonrisa y el brazo en alto.
Mientras esto pasaba en la calle, en las terrazas de las casas y las ventanas de los edificios agitaban banderas y camisetas blancas con la clásica franja roja.
El séquito, conformado por más de una veintena de hombres y mujeres de seguridad, a pie y en vehículos, avanzó hasta trasponer la zona donde empiezan las tribunas que se levantan para recibir a la familia militar, a los invitados y a las autoridades del Poder Judicial, del Poder Legislativo, del Poder Ejecutivo y también de la Iglesia. En esta ruta el reclamo se dejó de escuchar para dar paso a los aplausos.
Así, Martín Vizcarra llegó hasta la tribuna presidencial. En el lugar saludó con efusión a las autoridades asistentes que se encontraban en la primera fila. No ocurrió lo mismo cuando le tocó hacerlo con la congresista y vicepresidenta del Perú, Mercedes Aráoz.
Al darse inicio al desfile cívico militar, que empezó con un colorido pasacalle de danzas folclóricas presentada por el Ministerio de Cultura, Martín Vizcarra dejó su lugar en la tribuna presidencial y se trasladó a la gradería de al lado donde estaba su esposa, la primera dama Maribel Díaz, y sus familiares.
Ahí permaneció durante el acto cultural mientras degustaba con toda normalidad un producto que para unos era galleta y para otros canchita.
Algunos danzantes se dieron cuenta de la nueva ubicación del jefe del Estado y lo saludaron con suaves venias. Incluso uno de ellos se acercó para entregarle algo en sus manos, como ocurrió con un integrante de la Huaconada, danza ritual del pueblo de Mito, en la provincia juninense de Concepción.
Al concluir el pasacalle, el mandatario retornó a su lugar. Era el momento del inicio oficial de la parada militar, un tradicional desfile que finalizó a las 13:00 horas.
Antes de dejar el estrado oficial, Martín Vizcarra se despidió de las autoridades con un apretón de manos. De Mercedes Aráoz lo hizo con la mirada.
Nuevamente en carro descubierto, el presidente partió por la avenida Brasil rumbo a Palacio. Los gritos de “¡Cierre el Congreso! ¡Cierre el Congreso! ¡Bote a los corruptos!” se repitieron en todo el trayecto.
El dato
- Hipódromo. Por la tarde, Martín Vizcarra asistió al Hipódromo, donde se dieron carreras de gala por Fiestas Patrias. Al momento de bajar del palco de honor para entregar el premio al jinete ganador, los asistentes lo aclamaron y exigieron el cierre del Congreso.(LA REPÚBLICA)