Por: Dionicio Mantilla León
El terrorismo es un sentimiento negativo que socava nuestra fortaleza humana ante algo desconocido, extraordinariamente superior y misterioso. Un sentimiento que nos hace daño y rechazamos por instinto. Un sentimiento nefasto que los peruanos lo hemos sufrido durante varios años y provocado por las fuerzas políticas oscuras y demenciales de Sendero Luminoso que bañó de sangre inocente nuestros campos y nuestras ciudades. Un reinado del terror signado por coches bombas, paros armados y asesinatos en masa de personas inocentes, Un negro reinado que terminó con la captura de su líder, Abimael Guzmán, un 12 de setiembre de 1992.
Han pasado ya 25 años de este acontecimiento histórico y, hoy, la excarcelación de varios de sus seguidores viene provocando una natural preocupación ciudadana. Preocupación compartida por quienes fuimos testigos de las acciones de terror que implementaron en nuestra región y, particularmente, en la provincia de Sánchez Carrión. Terroríficos recuerdos que han quedado grabados en nuestras mentes y nuestras retinas.
Cómo no recordar los permanentes estallidos de bombas en las faldas de los cerros que circundan Huamachuco, los paros armados y el asesinato cruel no sólo de policías sino de autoridades comunales y campesinos en nuestros distritos como Crispín Chacón Vásquez y Genaro Castillo Vásquez, Alcalde y Gobernador del Distrito de Curgos, en 1983 y, las matanzas de campesinos en los alrededores de Mumalca, así como el terror y muerte sembrados, también en los distritos de Sanagorán y Sarín.
Y, en Huamachuco, la muerte de varias personas entre ellas la del Sub Prefecto, Víctor Sotomayor, el Alcalde Provincial, Guillermo Espinoza Luna; el asesinato de Jorge Moreno Corzo, dirigente del APRA y Director de la escuela La Inmaculada; el atentado contra la vivienda del profesor Jorge Bartra Germany, dirigente de Izquierda Unida (12 de octubre de 1989); la persecución a Especialistas de Educación de la USE, por Sanagorán; la muerte de Daniel García Ruiz que muriera al estallar una bomba en las puertas del ex local de la USE, en la Plaza de Armas, entre otros asesinatos más. Y todo ello sólo por no obedecer sus demenciales órdenes.
Así, nuestra provincia, se mantuvo prisionera y herida durante varios años a merced del terror sembrado por el senderismo. Un tiempo que debe ser conocido por nuestros jóvenes para estar alerta y evitar la infiltración de elementos violentistas en nuestros sindicatos y rondas campesinas y urbanas. Tiempos de angustia y tragedia que lo hemos sufrido y esperamos que nunca más se vuelvan a repetir.
En esta oportunidad, al transcurrir 25 años de lo que se ha convenido en llamar la “captura del siglo”, es necesario precisar que fue el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) al mando de su fundador, el Coronel Benedicto Jiménez, la entidad policial que lo ejecutó con el apoyo logístico y recursos económicos de la Embajada de EE.UU. y sin el apoyo del gobernante de turno, Alberto Fujimori, el que más bien le mezquinó todo, tal como así lo informan los miembros de dicho grupo policial. Sin embargo, después, Fujimori se vanagloriaría de dicha captura y de ser el abanderado de la lucha antiterrorista, una falsedad del que siguen haciendo alarde los fujimoristas actuales.
La captura de Abimael Guzmán no significó, sin embargo, el final del terrorismo por lo que sucesivos gobernantes implementaron una estrategia de combatir “el terror con el terror”, sin tener en cuenta que en dicho afán resultaran muertos muchos peruanos inocentes. Ambas fuentes del terror dejarían así un nefasto saldo de más de 50,00 muertes, miles de heridos y pérdidas económicas millonarias lesionando nuestro sagrado derecho a la vida y a vivir con tranquilidad.
Ahora bien, en estos días se viene produciendo la excarcelación de algunos seguidores de esta doctrina violentista, un hecho que considero debe ser tomado en su verdadera dimensión tomando las previsiones del caso, sí , pero sin exagerar, ni crear falsos ídolos mediáticos del terror pues puede servir para desviar nuestra atención de LOS OTROS MONSTRUOS DEL TERROR COMO SON LA DELINCUENCIA Y LA CORRUPCIÓN, males sociales que se han adueñado del país y a los que el gobierno de PPK, el Congreso de la República, el Poder Judicial, la P.N.P. y nosotros, como sociedad, tenemos el deber de combatir pues constituyen las otras lacras motivadoras de nuestra angustia y terror y matan nuestra esperanza y fe en el futuro.
El terror, venga de donde venga, sea de grupos demenciales, bandas delincuenciales o de los mismos gobiernos de turno, no debe tener cabida jamás en nuestro país. Nadie tiene derecho a cegar la vida de nadie y somos los padres de familia, maestros y medios de comunicación los llamados a sembrar en la niñez y juventud, de manera obligatoria, la semilla del derecho a la vida y al bienestar humano. ¡¡¡TERRORISMO NUNCA MÁS!!!!